La industria turística tiene una gran responsabilidad en la mitigación del cambio climático y para ello ha nacido una iniciativa que promueve acciones concretas en este sector. El objetivo es que cada empresa se comprometa a cinco medidas específicas y a un plan de acción para el año.
El turismo es una de las actividades que más contribuye al cambio climático, pero también una de las que más va a sufrir con él. Desde esta premisa surge Turismo Declara, un proyecto colectivo que invita al sector turístico a declarar el estado de emergencia climática y a actuar para reducir las emisiones y construir la resiliencia climática del sector.
El proyecto, que en 2021 se está estrenando en español, insta a las empresas turísticas de todos los tamaños, comunidades rurales, destinos y profesionales del sector a sumarse con su declaración, comprometerse con cinco puntos concretos y a crear un plan de acción climática en los próximos 12 meses.
Ya son 147 las iniciativas que se han adherido a este compromiso, pero no es suficiente. Como señala Karen Bellato, la co-fundadora de Turismo Declara, la necesidad ya no solo reside “en ser conscientes de la emergencia climática que estamos viviendo”. Para la promotora de la iniciativa es fundamental “pasar a la acción creando planes y actuando”.
La campaña busca crear un conglomerado de buenas prácticas, ofrecer recursos para iniciar la transición hacia un turismo bajo en emisiones y poner foco en las soluciones basadas en la naturaleza para transformar el sector. Se espera, de esta manera, inspirar y motivar a empresas, comunidades, profesionales y emprendedores a declarar la existencia de una emergencia climática que necesita de acciones urgentes y de la que todos formamos parte activa para encontrar soluciones.
El turismo es responsable del 8% de las emisiones a escala global, por eso, si se quiere reducir efectivamente las emisiones de carbono por debajo del 55% de lo que se emitía en 2017, la contribución del sector es primordial.
Pero no solo es el turismo uno de los principales problemas de la salud del planeta, pues también será el principal perjudicado cuando llegue a su límite. En España, según el informe Impactos, vulnerabilidad y adaptación al cambio climático en el sector turístico, publicado en 2016 por el Ministerio para la Transición Ecológica y Reto Demográfico, el cambio climático podría provocar una pérdida de competitividad como destino turístico, en favor de otros destinos del norte de Europa.
Serán seis las comunidades más perjudicadas, dado que se estima que entre ellas acumulan el 91% del flujo de turistas extranjeros. Así Cataluña, Canarias, Baleares, Andalucía, la Comunidad Valenciana y Madrid, serán las comunidades que más sufrirán en sus sectores turísticos el cambio climático.
En lo que respecta al aumento de las temperaturas máximas, hay proyecciones más o menos homogéneas para cada comunidad autónoma destacada y los escenarios antes señalados. Destaca la Comunidad de Madrid, con una proyección de temperatura más elevada que el resto, en el peor escenario de emisiones (RCP 8,5) y Canarias con una más baja (4 ºC). A esto se le une un aumento de la duración de las olas de calor, en el que destaca el incremento de hasta 70 días en Canarias, así como una subida del nivel del mar en todo el litoral y la mayor frecuenica de eventos meteorológicos adversos.
Todo esto influirá en los recursos turísticos que podrán perderse, como las playas, los sistemas glaciares o los espacios naturales, así como en la oferta, que se verá influenciada por el incremento de eventos extremos. Y es que la mayor frecuencia de inundaciones, lluvias torrenciales y de olas de calor pueden afectar al funcionamiento de las comunicaciones, como carreteras, aeropuertos y vías férreas, así como a las infraestructuras hoteleras, tanto de costa como de nieve.
“Un discurso muy potente de esta iniciativa es la voz de las comunidades”, señala Marco Lucero, co-fundador de Turismo Declara, que insiste en que hay comunidades que “viven en contacto estrecho con la naturaleza y que llevan muchos años tratando de hacer notar la importancia de actuar ahora y no mañana”.
Esta iniciativa no es el primer movimiento que persigue lograr la implicación de un sector específico en la lucha contra el cambio climático. Esta misma experiencia ya se ha utilizado para buscar la implicación en otras áreas económicas que no solo están contribuyendo a incrementar el problema, sino que también sufrirán ampliamente sus consecuencias.
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