“El salmón está condenado a desaparecer en los ríos asturianos”. El negro augurio ha sido lanzado por la Coordinadora Ecoloxista d’Asturies, ante el inicio, mañana, 11 de abril, de la temporada de pesca con muerte de esta especie.
Según los conservacionistas, el Gobierno del Principado de Asturias «se ha plegado un año más a las presiones de los pescadores”, que pretenden seguir capturando ejemplares de trucha y salmón, “pese al declive que sufren ambas especies, cuyas poblaciones, tras décadas de explotación masiva, continúan en franca disminución y en peligro de desaparición en muchas cuencas, como son las de los ríos Esva y el Eo”.
El debate en torno al futuro del que se conoce popularmente como ‘rey del río’ está sobre la mesa en Asturias –y por extensión en toda la cornisa cantábrica– desde hace varios años.
El drástico descenso de las capturas ha generado alarma entre los grupos ecologistas, que sostienen que el salmón está “en claro peligro de extinción”, lo que debería llevar a las administraciones a “aplicar firmes principios de precaución en el manejo y gestión de la especie”.
Según los ecologistas, la Consejería de Medio Rural y Cohesión Territorial del Principado ha renunciado esta temporada “a las pocas limitaciones que recogía en su propuesta inicial para el ejercicio de la pesca en aguas continentales, que consistían en la reducción de cuatro a tres el número de salmones pescados por temporada y la reducción de seis a tres las truchas y reos pescados por día”.
Estos cambios, que se habían anunciado en el seno del Consejo de Ecosistemas Acuáticos y de la Pesca en Aguas Continentales de Asturias, no se reflejaron finalmente en la normativa de pesca para esta temporada, publicada el pasado mes de octubre en el “Boletín Oficial del Principado de Asturias” (BOPA).
Como alternativa a la extracción y muerte de ejemplares del río, la Coordinadora propone la pesca sin muerte (captura y suelta) como único método durante toda la temporada y en todos los ríos asturianos.
El colectivo reclama asimismo “de forma inmediata” el fin de las repoblaciones, al considerar que “no están avaladas por estudios científicos” y que suponen “un problema añadido a la biodiversidad de los ríos, al reducir la variabilidad genética de las especies repobladas, aspecto este bien contrastado en la bibliografía científica”.
“No podemos seguir permitiendo el plegamiento de los políticos a los intereses de ciertas asociaciones de pescadores que, creyéndose propietarios del recurso, ven a las truchas y los salmones como de su exclusiva propiedad, permaneciendo anclados en una idea extractiva y depredadora de la pesca ya superada por los acontecimientos”, subraya la Coordinadora Ecoloxista d’Asturies, que concluye su llamada de atención con una frase: “Los ríos son patrimonio de toda la sociedad, no sólo de los pescadores”.
La posición de los pescadores
¿Qué dicen las asociaciones de pescadores? Que ellos son “los primeros interesados en proteger los ríos y al salmón” y que son otras especies, como los cormoranes, las que están provocando muchas bajas en la población de estos peces.
Asimismo, afirman que el ciclo migratorio de los salmónidos ha provocado “siempre” años de escasas capturas, debido por ejemplo a la freza, ya que si se ve alterada por las riadas, los estiajes o una depredación excesiva, provocará una mala temporada años más tarde.
Pero, sobre todo, los pescadores resaltan el enorme impacto que tiene sobre la especie la pesca en el mar, la situación de los bancos de peces que le sirven de alimento y otra “multitud de factores” del “complejo mundo del salmón”.
Admiten que lo ideal es la “repoblación natural”, pero añaden que si se hace necesario por la “caída en picado” del estocaje de peces de los últimos años, sería preciso recurrir a la “artificial” para “compensar las pérdidas”.
Tampoco están de acuerdo en la alternativa propuesta por algunas entidades, consistente en la pesca sin muerte, al considerar que es “una veda encubierta”.
Al parecer, el salmón está presente en la región desde hace más de 40.000 años, como consecuencia de las glaciaciones en el norte de Europa, que lo obligaron a buscar las cabeceras de los ríos que desembocaban en el mar Cantábrico.
Caída en picado de las capturas
En Asturias se captura el 85 por ciento de los salmones que se echan a tierra en España. El año pasado, con una limitación de cuatro ejemplares por pescador y temporada, se capturaron en el Principado 856 ejemplares, frente a los 53 de Navarra y Cantabria y los 37 de Galicia. Son las regiones más septentrionales a las que aún acude cada año a desovar el salmón atlántico.
Pero esos 856 ejemplares capturados en 2020 en Asturias están lejísimos de los máximos históricos. En 1969 se pescaron en el Principado 6.893 salmones. Y solo en el río Sella fueron capturados ese año 2.041, una cifra que ni siquiera fue la mayor de la historia, pues en ese mismo río se habían llegado a pescar 2.871 ejemplares en 1954. Las capturas fueron reduciéndose drásticamente a partir de los años ochenta, hasta llegar en el año 2010 a un total de 250 salomones capturados. Esta situación obligó a la Administración a establecer restricciones y cupos, por cotos primero y por pescador más tarde.
Los resultados no han sido los esperados, pues las capturas siguen bajo mínimos: fueron 484 en 2016, al año siguiente se registraron 598 y en el año 2019 se pescaron 823 ejemplares. El salmón prácticamente ha desaparecido del río Esva, atraviesa una situación límite en el Eo, se ha tenido que prohibir su captura desde 2010 en el Navia (donde se llegaron a pescar en un año 1.169 ejemplares), y la mayoría de las capturas se registran en el Narcea, el Sella y el Cares-Deva.
La disminución de capturas en Asturias se suele atribuir a diferentes causas; entre ellas, el cambio climático que podría estar afectando a la cadena alimenticia del salmón; el proceso de industrialización que contamina los ríos; la pesca de industrial de salmones en alta mar; la construcción de embalses… También existe la creencia de que se ha modificado la dirección de la corriente del Golfo, lo que explicaría las bajas capturas de arenques, angulas, salmón y otras especies.
Desde hace unos años, la mayoría de las capturas se registran en las zonas bajas de los ríos. Muchos de los frezaderos en las cabezas de los ríos han desaparecido, lo cuál es otra señal de alarma.
Otra asociación, AEMS Ríos con Vida, exige la inmediata paralización de las repoblaciones piscícolas, que a su juicio supone “un derroche de dinero público”. Según este colectivo, la repoblación masiva provoca gran mortandad durante la liberación y el aumento del número de enfermedades. Aún más: favorece la endogamia y anula la selección sexual y la variabilidad genética.
Asimismo, AEMS Ríos con Vida defiende que las repoblaciones están provocando la “domesticación de los salmones”, un hecho que demostraría la facilidad con la que se capturan en la actualidad, sin apenas ofrecer resistencia, cuando hace años echar a tierra un “salmón salvaje” suponía un enorme esfuerzo. Finalmente, el colectivo defiende la pesca sin muerte.
Quienes defienden esta modalidad resaltan que en los países nórdicos, con abundantes salmones, la pesca con muerte está muy restringida, mientras que la pesca sin muerte genera mucho dinero en países como Escocia. La temporada de pesca sin muerte comenzó en Asturias el 21 de marzo y concluye mañana, aunque habrá un segundo periodo, la última quincena de julio, en la que podrá practicarse de nuevo en todos los ríos salmoneros, excepto en Eo y el Cares-Deva.
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Desde hace muchos años,,, cuando empezaron los ecologistas y comparsas ya comenzó la decadencia en picado de los salmones y las truchas incluso los piscardos, ya que estos últimos se consideraban una epidemia
Repoblaciones sin control alguno, con la complicidad del ICONA, se hizo tanto daño a los ríos que al día de hoy no tienen comida en él agua, así como también los alevines son HÍBRIDOS de la fario y la común ya que este híbrido no se puede reproducir,, así como los machos son muy agresivos para sus congéneres