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El cambio climático ya permite producir dos cosechas de uva al año

El cambio climático permite producir dos cosechas de uva al año. Es la sorprendente conclusión de una investigación realizada en España y publicada en ‘Vitis Journal of Grapevine Research”. Un matiz: la uva de la segunda cosecha sería completamente diferente y de superior calidad. El método para conseguir dos cosechas, no obstante, solo podría desarrollarse en regiones vitícolas cálidas, como algunas zonas de España.

La investigación fue realizada por el viticultor, ingeniero agrónomo, catedrático de Viticultura de la Universidad de La Rioja e investigador del Instituto de Ciencias de la Vid y el Vino (ICVV) Fernando Martínez de Toda, quien explica que habría entre 35 y 37 días de diferencia en las fechas de maduración y vendimia.

El método propuesto por Martínez de Toda consiste en acortar los sarmientos en crecimiento a varios nudos con el fin de forzar el rebrote de la vid. Para forzar la brotación, el rebrote de los sarmientos y la cosecha, es necesario eliminar la fuente de inhibición y para ello se eliminan los sarmientos laterales, las hojas y los racimos primarios, si existen.

Mediante una adecuada ejecución de la técnica de forzado de yemas en las variedades garnacha, tempranillo y maturana tinta, es posible obtener una segunda cosecha de los brotes forzados, que se suma a la primera cosecha de los pámpanos principales, según el investigador.

Viñedo en Sudáfrica. Foto: pixabay

La segunda cosecha representa alrededor del 30% de la cosecha primaria, lo que supone alrededor de un 1,2 kilogramos por cepa. En relación con el control no forzado, la cosecha primaria madura unos 13 o 15 días más tarde y la cosecha secundaria entre 35 y 37 días más tarde.

Pérdida de rendimiento

Según los resultados de la investigación, la segunda cosecha produce racimos y bayas más pequeños, con pH más bajo, mayor acidez, ácidos málico y tartárico más altos y antocianos mucho más altos en comparación con la primaria. Ademas, permite que la uva forzada madure mucho en condiciones térmicas más bajas, lo que se considera interesante en regiones cálidas y con la actual situación de calentamiento global.

El principal inconveniente de la técnica de forzar el rebrote de la vid es la pérdida de rendimiento. Para evitarla y no eliminar los racimos primarios ya formados en los sarmientos principales, Martínez de Toda aconseja forzar el desarrollo de las yemas del quinto y sexto nudo, pero manteniendo los racimos de los sarmientos principales. De este modo, el rendimiento de las yemas forzadas se sumaría al rendimiento normal o primario de los sarmientos.

La de Martínez de Toda, profesional con larga trayectoria en viticultura y autor de varios libros, monografías y artículos científicos y técnicos, es la primera contribución a la literatura que estudia, en condiciones de campo y para tres variedades de vid, la distinta composición de la uva entre dos cosechas, la primaria y la secundaria.

Foto: pixabay

Aplicando adecuadamente la técnica de rebrote forzado a las variedades garnacha, tempranillo y maturana tinta es posible obtener una segunda cosecha del forzado cogollos, que se pueden agregar a la primera cosecha de la principal brotes primarios.  El informe se refiere asimismo a las fechas en las que se podrían conseguir las segundas cosechas de uva en diferentes puntos de España (en noviembre en la mayoría de los casos).

Objetivo, retrasar la maduración de la uva

Martínez de Toda es autor del libro titulado “Técnicas vitícolas frente al cambio climático”, publicado en 2019. Propone técnicas de manejo de la vegetación del viñedo para mitigar los efectos de las altas temperaturas y del calentamiento global, en sintonía con los resultados de sus investigaciones y reflexiones de los últimos años.

Dentro de esas técnicas de cultivo, se centra especialmente en las técnicas de manejo de la vegetación, al considerarlas más interesantes porque pueden aplicarse sobre viñedos ya existentes, sin necesidad de recurrir a otros nuevos. Esto no es posible con otras técnicas que abordan la ubicación del viñedo en zonas más frescas o la utilización de nuevo material vegetal mejor adaptado.

Dentro de las técnicas de manejo de la vegetación, dedica una atención especial a aquellas cuyo efecto consiste en el retraso de la maduración de la uva, ya que el efecto negativo fundamental y más claro de las altas temperaturas es el de provocar un adelanto en su maduración.

El libro repasa exhaustivamente todo lo relacionado con los efectos del cambio climático sobre la vid, la uva y el vino, así como las estrategias y técnicas que pueden ayudar para mitigarlos.

Foto: pixabay

Los efectos del cambio climático preocupan tanto a los viticultores como a los investigadores. Según otro informe de Martínez de Toda publicado hace dos años, las técnicas actuales de manejo de la vegetación del viñedo son “insuficientes” para retrasar la maduración de la uva y con ello la vendimia al menos dos o tres meses en zonas vitivinícolas con temperaturas extremadamente cálidas.

Lucha contra el calentamiento climático

El Instituto ya proponía entonces una nueva técnica, basada en forzar un nuevo desarrollo de la vid, que además se planteaba como un interesante descubrimiento en la lucha contra el calentamiento climático. Es la que ahora ha desarrollado Martínez de Toda.

En la actualidad, existen técnicas de manejo de la vegetación del viñedo, como la poda tardía y el recorte severo de los pámpanos, con las que se consigue retrasar las cosechas, la maduración de la uva ,en torno a quince o veinte días. Combinando ambas técnicas, se puede llegar a retrasar la maduración alrededor de un mes. Estas técnicas son suficientes para retrasar la fecha de vendimia, hasta que se den condiciones ambientales más frescas, en la mayoría de las zonas vitícolas.

Pero hay zonas extremadamente cálidas, como las ubicadas en las regiones, donde la vendimia se realiza en los primeros días de agosto (por ejemplo, Montilla-Moriles y Ribera del Guadiana, en España). En estos casos, si el retraso en la maduración es de un mes aproximadamente, la vendimia se llevaría a cabo a primeros de septiembre, cuando las temperaturas son todavía demasiado altas en esas zonas.

Para alcanzar condiciones más frescas, convendría retrasar la maduración de la uva entre dos y tres meses, pero las técnicas mencionadas anteriormente son insuficientes para un retraso tan prolongado, señalaba en 2019 el estudio de Martínez de Toda.

Informe de referencia: https://ojs.openagrar.de/index.php/VITIS/article/view/15770/15907

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Ramón Díaz

Ramón Díaz Alonso (Llanes, Asturias; 1962). Trabaja desde 1990 en La Nueva España, primero como corresponsal en la comarca oriental de Asturias, después como responsable de la edición del oriente de Asturias y desde 2017 en la sección de Asturias, especializado en información política, de infraestructuras y ambiental. Colabora desde enero de 2021 con Verde y Azul, el canal de medio ambiente de Prensa Ibérica y Grupo Zeta. Es coautor de varias publicaciones de la Asociación Asturiana de Periodistas y Escritores de Turismo (ASPET).

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