Desde mediados del siglo XX, la reciente historia de la humanidad está jalonada de cumbres, convenciones y congresos mundiales sobre medio ambiente. Sin embargo, solo unas cuantas de estas conferencias han tenido suficiente peso como para marcar un antes y un después en el camino hacia la restauración ecológica del planeta.
La actual cumbre de Glasgow no es una reunión independiente, ni surge siquiera del Acuerdo de París, sino que tiene su origen en una convención muy anterior, la Cumbre de la Tierra, que tuvo lugar en Río de Janeiro en 1992. Pero antes y después de ella hubo otros grandes pasos adelante en la lucha por conservar la Tierra.
Conferencia de Estocolmo (1972)
La Primera Conferencia de Naciones Unidas sobre el Medio Humano, también conocida como Conferencia de Estocolmo, giró en torno a la contaminación química, las pruebas atómicas y la caza de ballenas, cuestiones que en aquél momento marcaban las grandes preocupaciones mundiales en materia ambiental. El clima, sin embargo, no estuvo todavía presente en dicha convención. Por primera vez en un foro internacional se analizaron conjuntamente aspectos sociales y económicos como integrantes de la problemática medioambiental. También fue en ese momento cuando la comunidad mundial, por primera vez, certificó el daño causado por el ser humano al planeta. Se suele considerar a esta cumbre como el punto de partida en la evolución del moderno Derecho Ambiental Internacional.
Protocolo de Montreal (1987)
Es el tratado referido al agujero en la capa de ozono. En 1985 se confirmó la existencia de este problema, anunciado desde hacía ya algunos años por los científicos. Los gases clorofluorocarbonados, presentes en sistemas de refrigeración, lacas para el pelo o desodorantes, estaban destruyendo a pasos agigantados la capa de ozono de la atmósfera, que frena la radiación ultravioleta. Eso iba a suponer, entre otras muchas cosas, un fuerte aumento en los cánceres de piel.
La ONU ejerció un importante papel de mediación internacional, aunque también fue decisivo el apoyo de los mandatarios de Gran Bretaña y Estados Unidos, Margaret Thatcher y Ronald Reagan, en aquél entonces. Finalmente, en 1987 un total de 190 países firmaron el Protocolo de Montreal, por el que se establecía la progresiva prohibición de estos gases. Fue el acuerdo medioambiental de mayor éxito hasta la fecha, y de mejores resultados.
Cumbre de la Tierra (1992)
En la Conferencia de las Naciones Unidas sobre el Medio Ambiente y el Desarrollo (popularmente conocida como la Cumbre de la Tierra), un total de 172 gobiernos aprobaron un ambicioso programa de acción para el desarrollo sostenible global: la Agenda 21. Se trataba de un conjunto de actuaciones específicas para detener la degradación ambiental del planeta, tanto a escala global como local, y promover la recuperación del entorno natural y el bienestar humano.
Fue en la Cumbre de la Tierra donde se definió el concepto de desarrollo sostenible: “El tipo de desarrollo que satisface las necesidades de la generación actual sin comprometer la capacidad de las generaciones futuras para satisfacer sus propias necesidades”.
Fue también aquí cuando nacieron las COP, es decir, las Conferencias de las Partes, cuya edición número 26 se celebra ahora en Glasgow. En la Cumbre de la Tierra se aprobó la Convención Marco sobre el Cambio Climático, que incluye una Conferencia de las Partes para ir siguiendo y actualizando las estrategias relativas al clima. Ya se han celebrado 25 hasta ahora, pero muchas de ellas apenas lograron avances. También surgió entonces el Convenio sobre Biodiversidad Biológica, cuya Conferencia de las Partes se reúne también anualmente.
Protocolo de Kioto (1997)
El clima y las emisiones de gases de efecto invernadero fueron los grandes protagonistas de esta convención. El Protocolo de Kioto (Japón) fue un acuerdo internacional ratificado por 192 países y puesto en marcha en 2005 por el que los estados más industrializados se comprometían a reducir sus emisiones de gases de efecto invernadero, con el objetivo de detener el cambio climático, una realidad ya por entonces sobradamente constatada desde el punto de vista científico.
Estados Unidos estuvo ausente en esta cumbre, que tuvo una segunda parte a modo de prórroga para el logro de los objetivos marcados.
El protocolo de Kioto fue el que creó los mecanismos de ‘flexibilidad’ para cumplir con los objetivos de reducción, entre ellos alguno tan controvertido como la posibilidad de que los países comercien con las emisiones contaminantes, financiando proyectos medioambientales en otros estados a cambio de obtener derechos de emisión.
Cumbre de París (2015)
La Conferencia de las Partes número 21 que fue la Cumbre de París representó el gran ‘acelerón’ que necesitaba el planeta en vista de la alarmante situación climática y después de los insuficientes resultados de la cumbre de Kioto. 190 países firmaron un acuerdo, jurídicamente vinculante (como en todos los casos anteriores) por el que se comprometen a hacer todo lo necesario para que el aumento de temperatura a final de siglo en la Tierra no supere los 2º C respecto a los niveles preindustriales (1850), y, a ser posible, se quede por debajo de los 1,5º C.
También se adoptaron compromisos para ofrecer ayuda a los países en desarrollo para adaptarse a las consecuencias del cambio climático.
La asignatura que queda pendiente desde hace varias COP es el artículo 6 del Acuerdo de París, que es el que recoge la posibilidad de que los países se acojan a un intercambio de derechos de emisiones. Las negociaciones para regular esta compra y venta de emisiones de carbono es uno de los principales retos de la nueva Conferencia de las Partes de Glasgow.
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