Verde y Azul

No es en el Ártico, sino en la Antártida, donde la Tierra se la juega

No es el deshielo del Ártico, sino el de la Antártida el que realmente amenaza al planeta como consecuencia del cambio climático. Los científicos acaban de comprobar que si en 2060 continúan las actuales tasas de emisiones, la situación en la Antártida entrará en un punto sin retorno que desencadenará efectos irreversibles para el conjunto del planeta.

Por: Julie Brigham-Grette y Andrea Dutton (The Conversation)

Mientras el secretario de Estado de EEUU, Anthony Blinken, llamaba la atención recientemente sobre la grave situación del Ártico en su viaje oficial a Islandia, lo cierto es que una amenaza todavía mayor acecha al otro lado del planeta.

Una nueva investigación demuestra que en realidad es la Antártida la que pondrá a prueba las decisiones que tomen los países sobre las emisiones de gases de efecto invernadero. Será la región antártica la que realmente condicionará la supervivencia de costas y ciudades del litoral, desde Nueva York a Shangai.

El Ártico está perdiendo hielo a medida que aumentan las temperaturas globales, y eso está afectando directamente a la biodiversidad y provocando ciclos de retroalimentación que favorecen un mayor calentamiento.

Pero el gran impulsor para el aumento del nivel del mar es la Antártida. Contiene suficiente hielo terrestre como para elevar el nivel global del mar en más de 60 metros, aproximadamente diez veces lo que podría elevarlo la capa de hielo de Groenlandia, y ya estamos viendo señales inquietantes.

Los científicos saben desde hace mucho tiempo que la capa de hielo de la Antártida presenta puntos de inflexión físicos, más allá de los cuales la pérdida de hielo puede acelerarse sin control.

El nuevo estudio, publicado en la revista Nature, señala que la capa de hielo de la Antártida podría alcanzar uno de esos puntos de inflexión críticos en unas pocas décadas, cuando los niños que hoy van a primaria de estén criando a sus familias.

Los resultados obtenidos demuestran que un argumento a menudo empleado para no reducir las emisiones de gases de efecto invernadero de form adecuada, como es que los avances tecnológicos podrán salvarnos en el futuro, probablemente fracasarán.

2060: umbral crítico

El nuevo estudio afirma que si las emisiones continúan a su ritmo actual, para 2060 aproximadamente, la capa de hielo de la Antártida habrá cruzado un umbral crítico y habrá comprometido al mundo con un aumento del nivel del mar que no ya no será reversible en escalas de tiempo humanas.

Capturar el dióxido de carbono de la atmósfera en ese momento ya no detendrá la pérdida de hielo y para el 2100 el nivel del mar podría estar aumentando más de 10 veces más rápido que hoy.

La Antártida cuenta con varias plataformas de hielo que realizan una función protectora y que se abren en abanico hacia el océano, frente a los glaciares que fluyen constantemente desde el continente helado. Esas barreras protectoras ralentizan el flujo de los glaciares hacia el mar. Pero esas plataformas pueden ‘adelgazar’ y romperse a medida que el agua más caliente se mueve debajo de ellos.

Y a medida que esas plataformas de hielo se rompen, pueden derrumbarse imponentes acantilados de hielo que ya no podrán sostenerse por sí mismos.

Se pueden producir dos tipos de inestabilidad. Partes de la capa de hielo de la Antártida están ‘ancladas’ por debajo del nivel del mar sobre un lecho rocoso que se inclina hacia el centro del continente, por lo que el calentamiento del agua del océano puede devorar los bordes inferiores de esta capa de hielo, desestabilizándolos y haciendo que retrocedan ladera abajo rápidamente.

Y, por encima del agua, el derretimiento de la superficie y la lluvia pueden abrir fracturas en el hielo. Cuando los acantilados de hielo se vuelven demasiado altos para sostenerse, pueden derrumbarse catastróficamente, acelerando la velocidad del flujo de hielo hacia el océano.

El estudio utilizó modelos informáticos basados ​​en la física de las capas de hielo y descubrió que, por encima de los 2º C de calentamiento, la Antártida experimentará un fuerte salto en la pérdida de hielo, provocado por la rápida pérdida de hielo a través del enorme glaciar Thwaites.

Este glaciar se ocupa de drenar un área del tamaño de Florida o Gran Bretaña y es el foco de un intenso estudio por parte de científicos estadounidenses y británicos, por su preocupante situación.

Para hacerse una idea de la situación, en la actualidad el planeta va camino de superar esos 2ºC de calentamiento, teniendo en cuenta las políticas climáticas de los países.

Otras proyecciones no tienen en cuenta la inestabilidad de los acantilados de hielo y por ello generalmente llegan a estimaciones más bajas para la tasa de aumento del nivel del mar.

Si bien gran parte de las informaciones periodísticas que se publicaron sobre esta investigación se centró en las diferencias entre estos dos enfoques, en realidad ambos llegan a las mismas conclusiones fundamentales: la magnitud del aumento del nivel del mar puede reducirse drásticamente si se cumplen los objetivos del Acuerdo de París y las inestabilidades físicas en la Antártida.

El escenario a partir de 2100

Además, el nuevo estudio, dirigido por Robert DeConto, David Pollard y Richard Alley, es uno de los pocos que mira más allá de este siglo y pronostica qué pasará a partir de 2100.

El estudio muestra que si las altas emisiones actuales continúan sin cesar hasta el 2100, el aumento del nivel del mar “explotaría”, superando los seis centímetros por año para el 2150. Para el 2300, el nivel del mar sería diez veces más alto de lo que se espera que sea si los países cumplen con los objetivos del Acuerdo de París.

Una capa de hielo más cálida y suave y un océano que se calienta y que, además, mantiene su calor durante siglos evitan que se vuelvan a congelar las capas protectoras de hielo de la Antártida, lo que llevará a un mundo muy diferente, señalan sus autores.

La gran mayoría de las medidas para cumplir con el Acuerdo de París asumen que las emisiones sobrepasarán los objetivos de mantener el calentamiento por debajo de 1,5º C o 2º C, pero que luego se dispondrá de futuros avances tecnológicos que permitan eliminar suficiente dióxido de carbono del aire y así bajar más tarde la temperatura nuevamente.

Aunque la mayoría de países, incluidos EEUU, la UE y Gran Bretaña, se han fijado objetivos de reducción de emisiones, las actuales políticas mundiales sólo darían como resultado una reducción del 1% para 2030. “En cambio, se trata de reducir las emisiones rápidamente”, alerta el estudio.

Algunos investigadores sugieren que los acantilados de hielo de la Antártida podrían no derrumbarse tan rápido como los de Groenlandia. Pero, dado su tamaño y las actuales tasas de calentamiento, que son más rápidas que en los registros históricos ¿qué sucedería si, en cambio, se derrumbaran más rápidamente?

Los tres mensajes de la Antártida

Mientras los países se preparan para incrementar los objetivos del Acuerdo de París de cara a la reunión de las Naciones Unidas en noviembre, la Antártida tiene tres mensajes importantes que nos gustaría destacar como científicos polares y oceánicos.

-En primer lugar, cada fracción de grado centígrado importa.

-En segundo lugar, permitir que el calentamiento global supere los 2º C no es una opción realista para las comunidades costeras o la economía global. La reconfortante perspectiva de soluciones tecnológicas que permitan un posterior regreso a la normalidad es una ilusión que dejará las costas bajo muchos centímetros de agua, con devastadores impactos económicos.

-En tercer lugar, las políticas de hoy deben tener una visión a largo plazo, porque pueden tener impactos irreversibles para el hielo de la Antártida y el mundo. Durante las últimas décadas, gran parte de la atención sobre el rápido cambio climático se ha focalizado en el Ártico y su rico mosaico de culturas indígenas y ecosistemas autóctonos que están amenazados.

Pero a medida que los los científicos aprenden más sobre la Antártida, queda claro que es este continente, sin presencia humana permanente en absoluto, el que determinará el estado del planeta donde vivirán los niños de hoy y sus hijos.

Estudio publicado en Nature: https://www.nature.com/articles/s41586-021-03427-0

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The Conversation

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