Es uno de los contenidos ‘estrella’ de la Ley de Cambio Climático recién aprobada por la Comisión de Transición Ecológica del Congreso de los Diputados: no podrán seguir vendiéndose coches de gasolina, diésel u otros combustibles fósiles a partir de 2040. Y, sin embargo, ¿significa eso que a partir de ese año desaparecerán como por ensalmo todos esos vehículos de nuestras calles y carreteras? ¿Quedará prohibido circular con los que aún existan entonces?
El articulado de la ley deja claro que no podrán comercializarse vehículos de motor térmico (gasolina, gasoil y otros derivados del petróleo) a partir de ese año. Es decir, los concesionarios de automóviles no podrán tener en stock este tipo de coches ni podrán ser matriculados.
Sin embargo, un vehículo que se venda, por ejemplo, en diciembre de 2040, podrá seguir circulando mientras esté en condiciones de hacerlo, lo que supone que probablemente habrá una cantidad relevante de coches térmicos por las carreteras españolas hasta ya entrada la década de 2050.
Lo que dice la ley aprobada
Bien es cierto que la redacción del artículo del proyecto de ley aprobado en el Congreso (falta su visto bueno por el Senado antes de que entre en vigor, lo que puede suceder en veinte días) no es muy categórica. Sin embargo, tampoco deja lugar a dudas. El artículo 12 dice en su primer apartado que las diferentes Administraciones españolas “adoptarán medidas para alcanzar en el año 2050 un parque de turismos y vehículos comerciales ligeros sin emisiones directas de CO2”.
El apartado 2 del mismo artículo es el que concreta más: “En desarrollo de la estrategia de descarbonización a 2050, se adoptarán las medidas necesarias, de acuerdo con la normativa de la Unión Europea, para que los turismos y vehículos comerciales ligeros nuevos, excluidos los matriculados como vehículos históricos, no destinados a usos comerciales, reduzcan paulatinamente sus emisiones, de modo que no más tarde del año 2040 sean vehículos con emisiones de 0g CO2/km”.
Pero ¿qué sucede en el resto de Europa? ¿Es el caso español un hecho singular? Ni mucho menos. En realidad, el horizonte de 2040 es bastante conservador si se compara con lo que ya han decidido otro países de nuestro entorno.
Gran Bretaña, en 2030; Noruega, en 2025
Es el caso de Gran Bretaña. Su primer ministro, Boris Johnson, que hasta no hace tanto tiempo ridiculizaba incluso el cambio climático, ha tomado la delantera y se ha convertido ahora en abanderado de lo que él llama “una revolución verde”. Su gabinete ha prohibido los coches de gasolina y diesel a partir de 2030, es decir, diez años antes que en España.
El Gobierno británico, de hecho, ha adelantado esa prohibición en algunos años respecto a su objetivo inicial. Eso sí, el gobierno inyectará una partida de 582 millones de libras esterlinas en sus presupuestos para ayudar a la compra de vehículos sin emisiones.
Johnson asegura, además, que esta apuesta por el vehículo eléctrico creará unos 250.000 puestos de trabajo en sectores como la energía, el transporte y la tecnología.
Sin embargo, si un país bate récords de premura en la desaparición de los coches contaminantes, es sin duda Noruega. Su gobierno decidió en la década pasada que para 2025 (de aquí a cuatro años) ya no deben venderse ni matricularse vehículos que emitan gases tóxicos, incluyendo los híbridos (que no dejan de tener un motor térmico también).
Noruega, sin embargo, es un caso especial. Gracias al fuerte compromiso de su Administración con la descarbonización, ya en 2015 el 25% de todos sus coches eran eléctricos 100%, pero es que en 2020 el porcentaje ya era del 54,3%. Es decir, ya hay más coches eléctricos que térmicos en el país.
Llama la atención el hecho de que esta situación ocurra en un país cuyo PIB se sustenta, sobre todo, en la industria petrolera.
Suecia ha fijado también, como Gran Bretaña, el año 2030 como fin de los vehículos contaminantes. Pero también ese es el año elegido por muchas otras naciones: Holanda, Eslovenia, Austria, Costa Rica, Corea del Sur o Israel.
Y también India y China han anunciado el fin de las emisiones en la movilidad motorizada de sus carreteras. India, que es el cuarto emisor de gases de efecto invernadero, ha fijado también el año 2030 como horizonte para el mismo objetivo, si bien a nadie se le escapan las dificultades que impondrá en este caso la propia naturaleza del mercado automovilístico indio.
China, que es el número uno en emisiones mundiales, se propone terminar con los vehículos contaminantes en 2040. De materializarse dicho objetivo en este país, representaría un paso fundamental, dada la inmensa cantidad de vehículos que tiene, alrededor de 300 millones, incluyendo también motocicletas, según los últimos datos.
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