Un equipo de investigadores del Instituto de Ciencias del Espacio del Consejo Superior de Investigaciones Científicas (ICE-CSIC) participa en la misión HydroGNSS, la segunda misión Scout de la Agencia Espacial Europea (ESA). El proyecto, con un presupuesto de 30 millones de euros y una duración de tres años, incluye el desarrollo, lanzamiento y puesta en órbita de un nuevo satélite que medirá variables climáticas hidrológicas esenciales de la Tierra.
Los datos que proporcione este satélite, denominado también HydroGNSS, ayudarán a comprender y predecir los efectos del cambio climático en el planeta. Es la segunda misión del Programa FutureEO de observación de la Tierra de la ESA, cuyo objetivo es demostrar la capacidad de los satélites pequeños para realizar ciencia con valor añadido.
HydroGNSS se encargará de medir variables climáticas hidrológicas clave. Entre ellas, la humedad del suelo, el estado de congelación o descongelación del permafrost (el suelo permanentemente congelado), las inundaciones y humedales, así como la biomasa aérea.
Los datos complementarán los obtenidos por la primera misión Scout, ESP-MACCS, centrada en entender y cuantificar los procesos de la atmósfera superior sobre los trópicos.
“Estas variables ayudan a los científicos a comprender el cambio climático y contribuyen a la elaboración de modelos meteorológicos, al cartografiado ecológico, la planificación agrícola y las inundaciones”, señala Estel Cardellach, investigadora del ICE-CSIC y miembro del consorcio.
Para realizar las mediciones, el equipo utilizará una técnica denominada reflectometría GNSS (Sistema Global de Navegación por Satélite, por sus siglas en inglés). El satélite mide la señal reflejada en la tierra, el hielo y el océano de otras misiones GNSS existentes como Galileo y GPS y, aunque estas señales son débiles, pueden ser recogidas por un receptor de baja potencia integrado en un pequeño satélite en órbita terrestre haciéndolo compatible con una misión Scout.
“La misión presenta varias novedades con respecto a otras misiones en reflectometría, ya que por primera vez las señales se recibirán con dos polarizaciones diferentes y se recibirán grandes cantidades de datos a alta frecuencia de muestreo de forma casi continua para desarrollar nueva ciencia y productos mejorados”, detalla Cardellach.
El objetivo de las misiones Scout de la ESA es demostrar que los pequeños satélites con un presupuesto de menos de 30 millones de euros en un plan a tres años pueden jugar un papel importante en la observación de la Tierra y su ampliación a futuras misiones.
“La escalabilidad es un aspecto importante de esta misión. El concepto de HydroGNSS es extensible a constelaciones de más satélites, lo que supondría una forma efectiva y sostenible de densificar mediciones de variables climáticas esenciales”, apunta Weiqiang Li, investigador del ICE-CSIC participante en el consorcio.
HydroGNSS también abre el camino a una futura constelación de satélites asequible que pueda realizar mediciones con una resolución espaciotemporal a la que los satélites tradicionales de teledetección no pueden acceder, ya que ofrece la capacidad de supervisar fenómenos muy dinámicos y ayuda a llenar los vacíos en la monitorización de los signos vitales de la Tierra en el futuro.
Liderado por la compañía británica Surrey SatelliteTechnologyLtd, en la misión están implicados, además del ICE-CSIC, científicos de la Universidad de Roma La Sapienza, la Universidad de Roma TorVergata y el Instituto de Física Aplicada (IFAC) del Consejo Nacional de Investigación (CNR) en Italia; el Instituto Meteorológico Finlandés (FMI); y la Universidad de Nottingham y el Centro de Oceanografía Nacional (NOC) en Reino Unido.
Página web sobre la misión: http://www.esa.int/Applications/Observing_the_Earth/Second_Scout_gets_the_go-ahead
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