Los animales están sufriendo modificaciones biológicas en todo el mundo debido a la presión que produce el cambio climático y su aumento de temperaturas asociado. Esto ocurre incluso en aquellos lugares en los que están más resguardados de la acción humana. Ni siquiera las aves del sotobosque del Amazonas –una zona virgen de la gran selva– han podido escapar a los efectos de la brutal modificación de sus condiciones de vida. Así, más de 70 especies diferentes residentes en este ecosistema, se han visto obligadas a adaptarse, reduciendo sus tamaños corporales para poder sobrevivir al intenso calor. Con este cambio de tamaño se pueden mantener más frescos, gastan menos energía y necesitan menos recursos para sobrevivir.
Así lo advierte un trabajo, liderado por la Universidad de Lusiana (EEUU) y publicado en ‘Science Advances’, que ha encontrado una relación entre ambas circunstancias en el desarrollo de estas especies en los últimos 40 años.
Los investigadores, liderados por Vitek Jirinec, doctor en ecología y conservación de aves, se percataron de que muchas de las especies de aves estudiadas en esa zona del bosque amazónico habían cambiado su tamaño corporal promedio desde 1980. Además, ha aumentado la longitud de sus alas.
La hipótesis de que es la temperatura la que regula el tamaño de los animales tiene su origen en los trabajos realizados en 1847 por el biólogo alemán Carl Bergmann. El investigador se dio cuenta de que las aves del sur son más pequeñas que las del norte del país germano, por lo que postuló que esta diferencia de tamaño tenía relación con la temperatura ambiental.
Animales más grandes en climas fríos
Según esta regla, los animales homeotermos –capaces de mantener su temperatura– son morfológicamente más grandes en climas más fríos, mientras que los más pequeños prefieren lugares cálidos.
Para demostrar que el descenso a largo plazo de masa corporal está relacionado con un aumento de temperatura, Jirinec y su equipo midieron las variaciones entre la masa corporal, la longitud de las alas, y la relación entre ambas, junto a los patrones de precipitación estacional.
Cuando cruzaron los datos se percataron de que la morfología de las aves estudiadas en el Amazonas también variaba en el corto plazo, lo que es “una evidencia más de que la forma y tamaño está relacionado con la temperatura y la lluvia”, indica Jirinec.
Los autores compararon sus observaciones con los datos de medidas corporales y de longitud de alas de casi 15.000 aves de esta zona en los últimos 40 años, así como la relación masa-alas de más de 11.000 de estas aves.
Así fue como hallaron que las 77 especies analizadas muestran una disminución media de su masa corporal, y que 36 de ellas parecían haber perdido hasta casi un 2% de su peso corporal por década desde 1980.
Todas las especies mostraron una reducción media de su relación masa-alas, y 61 de ellas mostraron un aumento medio de la longitud de las alas durante este tiempo. De esta manera, sus cuerpos se vuelven más livianos y deben hacer menos esfuerzo para volar.
Un escenario muy desfavorable para las aves
“Los cambios morfológicos tanto estacionales como a largo plazo sugieren una respuesta al cambio climático y destacan sus consecuencias generalizadas, incluso en el corazón de la selva tropical más grande del mundo”, indican los investigadores.
En un entorno cambiante como el que está induciendo el cambio climático en todos los ecosistemas del mundo, las respuestas biológicas de las especies se limitan a la extinción, la migración y la adaptación.
Aunque estas aves del Amazonas estén mostrando esta capacidad de resiliencia, lo que se esconde detrás es un escenario de supervivencia muy desfavorable para estas especies, en el que tendrán que sobrevivir por los pocos y limitados recursos (agua y comida) que el cambio climático permita conservar.
Artículo de referencia: https://www.science.org/doi/10.1126/sciadv.abk1743
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Foto principal: pixabay
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