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Intenso debate sobre la trucha arco iris: ¿Es en realidad una especie invasora?

Pocas especies provocan tanta controversia y debates tan apasionados e intensos como la trucha arco iris (Onchorynchus mykiss), presente en los ríos españoles desde hace más de 100 años y que se ha consolidado como un importante recurso turístico, deportivo y económico. La mayoría de los científicos y los colectivos ecologistas consideran correcta su inclusión (en 2011) en el Catálogo Español de Especies Exóticas Invasoras. Piscicultores, algunos expertos y casi todas las asociaciones de pescadores, por el contrario, defienden que no existe razón alguna para considerarla invasora. Y niegan que sea responsable del declive de la trucha común (Salmo trutta).

La disputa ha sido tan intensa que llegó incluso en el Tribunal Supremo, organismo que en 2016 declaró a la trucha arco iris “especie exótica invasora” en la Comunidad de Madrid. Hay aún varias denuncias pendientes de resolución por la suelta de ejemplares en varios ríos de esa región, presuntamente, sin autorización del Gobierno autonómico.

La trucha arco iris es un salmónido proveniente de las cuencas de la vertiente pacífica de Norteamérica. En España se introdujo a finales del siglo XIX para la pesca recreativa y se encuentra en todas las cuencas hidrográficas.

La ficha de la trucha arco iris del Ministerio para la Transición Ecológica y el Reto Demográfico señala que es la principal especie de la acuicultura continental, un sector “ampliamente consolidado, estable, exportador, con márgenes estrechos, pero innovador y en expansión”.

Ejemplar de trucha arco iris.

Entre sus ventajas, que es un pez muy resistente y tolerante a una amplia gama de ambientes (arroyos, ríos, lagos, charcas, embalses artificiales y áreas intermareales), lo que lo hace muy apto para la cría. Además, crece más rápido que la trucha común, alcanzando la madurez sexual por lo general a los 2 o 3 años de vida.

Efectos negativos sobre la fauna

A pesar de que su reproducción es poco habitual, sus poblaciones se mantienen debido a sueltas regulares y escapes de piscifactorías”, señala la ficha de la especie. Añade que entre los impactos que provoca se encuentran, principalmente, “afecciones a la fauna nativa por depredación y competición, especialmente de ciprínidos y otros salmónidos con los que comparte su hábitat”.

Aunque se sabe muy poco sobre sus efectos negativos sobre la fauna de Europa y España, en otros países se ha comprobado que es “responsable del declive y desaparición de peces, anfibios e invertebrados nativos a través de la depredación y la competición, y provoca la disrupción de las redes tróficas”.

Sí se ha constatado que a menudo desova en los mismos sitios que la trucha común y el salmón (Salmo salar) cuando los huevos de estas especies ya están en los nidos, por lo que al desovar las hembras de trucha arco iris “podrían destruir las puestas de las especies nativas”.

Además, es “transmisora de parásitos y enfermedades como la furunculosis y la enfermedad del torneo, que podría transmitir a las poblaciones silvestres de salmónidos nativos”, según Transición Ecológica.

Suelta de truchas arco iris en el río Lozoya, en Madrid, en marzo de 2020. Foto: Comunidad de Madrid

Otro inconveniente: los métodos disponibles para el control de esta especie son “poco selectivos y perjudiciales para las especies nativas”, por lo que el Ministerio recomienda “restringir su producción y su liberación en el medio para prevenir el establecimiento fuera de los cotos autorizados, y fomentar su sustitución por especies autóctonas”.

“Por todas las razones mencionadas anteriormente, Onchorynchus mykiss puede producir pérdidas económicas debido a su impacto negativo sobre especies de aprovechamiento piscícola”, recoge la ficha de la especie en el Catálogo Español de Especies Exóticas Invasoras.

El riesgo de invasión de la especie es “medio»

No obstante, “ya que la reproducción fuera de su área de distribución natural es muy poco común, no suele ser necesario un plan de gestión específico para esta especie. Sin embargo, se deberían controlar sus poblaciones, evitando reforzar sus efectivos”, indica el Ministerio.

El aprovechamiento piscícola de esta especie y las sueltas de ejemplares están permitidos en España, pero solo en cotos autorizados, los denominados intensivos o consorciados. La ley exige que las sueltas se realicen exclusivamente con ejemplares criados en cautividad, procedentes de cultivos monosexo y sometidos a tratamiento de esterilidad.

El Catálogo señala que el riesgo de invasión de esta especie es ‘medio’, pero por un único motivo: no alcanza el grado “alto” únicamente en un apartado, el de impactos económicos, porque “las pérdidas que ocasiona no son superiores a las ganancias que proporciona su aprovechamiento acuícola y cinegético”.

Ejemplar de trucha común.

“Sin embargo, se considera que su riesgo es asimilable a ‘alto’ por su elevado impacto sobre la fauna autóctona y alteración del equilibrio de los ecosistemas acuáticos, además de la dificultad de controlar a esta especie una vez establecida”, añade el Catálogo.

Pero muchos expertos y las asociaciones de pescadores defienden que la trucha arco iris no reúne los requisitos de una especie invasora. Y se oponen frontalmente a su “erradicación indiscriminada y absoluta”.

Resaltan que no presenta riesgo de contaminación genética, no se hibrida con la común, no se reproduce apenas, las sueltas se realizan con ejemplares estériles, sus poblaciones en ríos dependen de periódicas sueltas y son fácilmente controlables, y no hay noticias de que haya trasmitido enfermedades en España.

“Alóctona, pero no invasora”

Aunque sí reconocen que es una especie depredadora y que desplaza a la trucha común de las aguas donde ambas conviven y es una especie depredadora, creen que esta circunstancia es fácilmente remediable limitando y controlando las sueltas y su presencia en ciertas áreas.

Subrayan que la trucha arco iris es “alóctona, pero no invasora” y, sobre todo, que no es la culpable de la regresión de la especie autóctona. Lo es, a su juicio, el deterioro de sus hábitats naturales los exiguos caudales ecológicos en muchos ríos y los vertidos contaminantes.

Una ventaja de la trucha arco iris es que, al ser la especie más utilizada para la pesca deportiva, que practican miles de aficionados por toda España, sirve para aminorar la presión de los pescadores sobre la trucha común.

Trucha arco iris. Foto: pixabay

La Asociación Nacional de la Trucha Arco Iris (ANTAI) defiende que existen argumentos técnicos y científicos que demuestran que “no es una especie invasora en España”. Y que su catalogación como tal en 2011 fue “claramente alegal”, como se recoge en un artículo del ingeniero de montes y secretario técnico de ANTAI, Jesús Soriano Montes.

Explica que aquella catalogación, luego revisada en varias ocasiones, lo que supuso que la trucha arco iris fuera ‘indultada’ parcialmente por su potencial económico (se permiten sueltas en ciertas áreas y con determinadas condiciones), se basó en datos referidos a la especie “en su estado salvaje y con todas sus características predadoras intactas en un biotopo genuino favorable”, algo que “nunca” sucede en la realidad en España.

Los casos de asilvestramiento, escasísimos

La trucha arco iris no afecta a los ecosistemas acuáticos donde se ha liberado masivamente (millones de individuos cada año) desde hace décadas y en los ríos de toda Europa, donde no ha prosperado”, añade Soriano.

De ahí que la Federación de Acuicultura Europea (FEAP) se haya asombrado “gravemente” de la declaración como exótica invasora de la trucha arco iris en España, una medida que considera “un riesgo” para ese sector económico.

Las conclusiones de Soriano son rotundas: “Desde 1888 y hasta bien entrada la segunda mitad del siglo XX, la trucha arco iris ha sido soltada para repoblación en múltiples cuencas altas de nuestros ríos trucheros y los casos de asilvestramiento tras tantos años de intentos son casi nulos (al contrario que otras especies piscícolas alóctonas que han medrado en pantanos y tramos medios: lucios , percas, siluros, alburnos…)”.

“Por otra parte, durante buena parte del siglo XX en España, hubo un creciente número de piscifactorías de trucha arco iris ubicadas en ríos y corrientes aptas para los salmónidos. Dichas aguas acogieron repoblaciones pero también escapes de trucha arco iris procedentes de estas piscifactorías pero y resulta que no hubo implantación de ninguna población de trucha arco iris en aguas libres, ello es una prueba irrefutable”, añade.

Y concluye: “Los escasísimos casos de asilvestramiento y reproducción no han dado lugar a poblaciones. Es inaceptable comparar a la trucha arco iris cultivada para cotos intensivos, con el cangrejo rojo o el siluro y ello solo se explica por razones que desde luego no son ni técnicas ni científicas”.

Ficha de la trucha arco iris en el Catálogo Español de Especies Exóticas Invasoras: https://www.miteco.gob.es/es/biodiversidad/temas/conservacion-de-especies/mtjonchorynchusmykiss_tcm30-523162.pdf

Artículo de Jesús Soriano Montes: https://antaiesp.com/autentica-verdad-sobre-trucha-arco-iris-espana/

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Ramón Díaz

Ramón Díaz Alonso (Llanes, Asturias; 1962). Trabaja desde 1990 en La Nueva España, primero como corresponsal en la comarca oriental de Asturias, después como responsable de la edición del oriente de Asturias y desde 2017 en la sección de Asturias, especializado en información política, de infraestructuras y ambiental. Colabora desde enero de 2021 con Verde y Azul, el canal de medio ambiente de Prensa Ibérica y Grupo Zeta. Es coautor de varias publicaciones de la Asociación Asturiana de Periodistas y Escritores de Turismo (ASPET).

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