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¿Está dando el Covid la estocada final al carbón en el planeta?

La pandemia podría complicar aún más el futuro del combustible más contaminante para generar electricidad. Un estudio de científicos alemanes revela que esta la oportunidad para que las renovables entierren para siempre el carbón en la industria.

Que el carbón (el combustible más contaminante de todos) está de capa caída en España, en Europa y en el mundo es algo bien conocido. Y que el Covid 19 ha provocado una bajada general de las emisiones por la menor actividad industrial tampoco es una novedad. Pero la unión entre ambos hechos (Covid y retroceso del carbón) parece estar dando la estocada final al material con que aún funcionan muchas centrales eléctricas en el planeta.

Un estudio realizado por un grupo de economistas de Postdam y Berlín que analizó el impacto de la Covid 19 en el sistema energético ha demostrado que, pese a sus dramáticas consecuencias sobre la salud, la pandemia ha abierto la oportunidad de que la tendencia a la disminución del carbón se convierta en definitiva e irreversible. Según estos investigadores, si las Administraciones brindan su apoyo con medidas concretas, las emisiones del sector energético podrían reducirse todavía más rápidamente de lo que se creía.

El autor principal del informe, Christoph Bertram, del Instituto de Postdam para la Investigación del Impacto Climático (PIK), ha declarado que “el carbón se ha visto más afectado por la pandemia que otras fuentes de energía y la razón es simple”. “Si la demanda de electricidad cae, las plantas de carbón generalmente se apagan. Esto se debe a que el proceso de quema de los combustibles aumenta constantemente los costes. Los operadores de la planta tienen que pagar por cada tonelada de carbón. Por el contrario, las fuentes de energía renovable como la eólica y las plantas solares, una vez construidas, tienen costes de funcionamiento significativamente más bajos y siguen funcionando incluso si se reduce la demanda”, añade.

De hecho, el uso de combustibles fósiles se redujo parcialmente en el ‘mix’ de generación de electricidad en 2020 (el año de la pandemia) y las emisiones globales de CO2 del sector energético bajaron alrededor de un 7%. La bajada aún fue más visible en India, Estados Unidos y la UE, donde la demanda mensual de electricidad cayó hasta un 20% en comparación con 2019 y las emisiones mensuales de CO2 bajaron hasta un 50%.

Pero esta misma situación podría prolongarse también en años sucesivos. Los investigadores creen que es posible que las emisiones no regresen ya al máximo histórico que alcanzaron en 2018. “Debido a la actual crisis, esperamos que la demanda de electricidad en 2021 esté en los niveles de 2019, lo que, dadas las inversiones en curso para generar electricidad con bajas emisiones de carbono, significa una menor generación con combustibles fósiles”, afirma el coautor del informe, Gunnar Luderer.

«Mientras este crecimiento de generación de electricidad limpia supere los aumentos en la demanda de electricidad, las emisiones de CO2 del sector energético disminuirán. Solo si viéramos una demanda inusualmente alta de electricidad junto con sorprendentemente pocas adiciones de plantas de energía renovable desde 2022-2024 y más allá, la generación de combustible rebotaría a niveles prepandémicos «, afirma.

La pandemia, añaden, ha debilitado el mercado del carbón como combustible para la electricidad en un momento en que el sector energético ya está experimentando una importante transformación gracias a las fuentes renovables.

Se trata también de una cuestión económica, pues usar carbón es cada vez más caro y está más penalizado: “Nuestra investigación demuestra que invertir en energía con combustibles fósiles no sólo es irresponsable desde el punto de vista ambiental, sino que económicamente es muy arriesgado”, explica el director de PIK y del Instituto de Investigación Mercator sobre Cambio Climático. “Al final, ciertamente será necesario fijar el precio del carbono para reducir las emisiones al ritmo requerido y estabilizar nuestro clima”, añade.

También considera que la crisis del coronavirus ha empujado a los políticos a tomar medidas adicionales para terminar con el carbón, eliminando las subvenciones a los combustibles fósiles y aumentando las inversiones en energía solar y eólica. “Ahora es más fácil que nunca poner fin a la electricidad que causa altas emisiones de carbono”, concluyen.

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Joan Lluís Ferrer

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