Una de las mejores formas de conocer el mundo vegetal y tenerlo siempre a mano en casa es la confección de un herbario. Este trabajo no solo es útil para los escolares, sino que cualquier persona podrá encontrar en esta actividad una forma de acercarse a la botánica de forma sencilla y didáctica. Para confeccionarlo, bastan tener en cuenta unas simples reglas para lograr una buena conservación de las plantas.
Siguiendo los pasos aconsejados por María del Carmen Fernández-Carvajal y Tomás Díaz, del Área de Botánica de la Universidad de Oviedo, estas serían las fases para elaborar un herbario:
1.Recogida de las plantas.
Las plantas tienen que ser recogidas tan completas como sea posible, aunque es preferible cortarlas en vez de arrancarlas, para evitar que su pérdida sea irrecuperable. Por tanto, hay que ir al campo provistos de unas pequeñas tijeras de jardinería, navaja, etc. para facilitar la recolección, junto a una serie de bolsas (mejor de papel o, si no, una cesta de mimbre) donde guardaremos los ejemplares hasta que lleguemos a la fase de secado. Esta fase no debe demorarse nunca más allá del día siguiente a la recogida y mientras tanto deben estar conservados en un lugar fresco, mejor en el frigorífico.
Importante: hay que causar el menor daño posible en este proceso. Evitar recoger más de una muestra de la misma especie, no recolectar ejemplares de plantas protegidas por la ley, descartar los que tengan nidos de insectos y no ingerir hojas o frutos, pues algunos son tóxicos.
2.Anotación de datos.
No hay que olvidar llevar siempre al campo un cuaderno para anotar la localidad, altitud, hábitat, fecha y otros datos relativos a los especímenes que se recolectan. Posteriormente, tendremos que etiquetar cada una de nuestras plantas para identificarlas, conocer su procedencia y qué época del año era cuando presentaba el aspecto que conservará en el herbario.
3.Secado de las plantas.
El proceso de secado y, en su caso, prensado de las muestras para eliminar todo el agua que contienen, es tal vez la parte más delicada de la confección del herbario. Si se hace bien, los ejemplares durarán muchos años, pero si se hace mal, se acelerará su descomposición y destrucción por parte de mohos, bacterias o insectos.
Dependiendo de qué clase de planta sea, el secado se hará de forma diferente. Empezamos con los casos más habituales, que son las plantas vasculares (las que tienen semillas y los helechos).
A.Plantas con semillas y helechos. Este tipo de vegetales se somete a secado por simple presión. Cada ejemplar, con su correspondiente etiqueta identificativa, se coloca en un pliego de papel de filtro o de periódico. Cada uno de los diferentes pliegos se van poniendo unos sobre otros de forma ordenada, colocando entre ellos almohadillas secantes o varios papeles de periódico que faciliten la extracción de la humedad.
Una vez que hayamos formado esta pila (no más de medio metro de altura), está lista para ser prensada. Puede hacerse con dos planchas fuertes de madera (una arriba y otra debajo de la pila de ejemplares) unidas con correas, que cerraremos fuertemente. Si no, se pueden colocar encima objetos pesados de superficie plana, como libros. Se trata de que ejerzan un peso sobre la pila de plantas.
El papel de los pliegos y las almohadillas o papeles absorbentes han de ser cambiados al día siguiente, e incluso en días sucesivos, hasta que veamos que las plantas están bien secas.
En el caso de musgos y plantas hepáticas, así como líquenes, se sigue el mismo protocolo de preparación en pliegos de papel, pero no necesitan ser prensados.
B.Algas y plantas vasculares acuáticas.
En la preparación de algas y plantas vasculares acuáticas se utilizan cubetas o bandejas de plástico (o si no se dispone de ellas puede servir un lavabo o pileta cualquiera) que se llenan de agua salada, o dulce si se trata de plantas dulce acuícolas o algas de aguas dulces. Se pone la muestra en el agua hasta que adquiera su forma normal.
Sobre una lámina de cristal o plástico rígido, o bien directamente, se sumerge un folio de papel blanco por debajo de la muestra y, a continuación, aquél se levanta lentamente portando encima la planta, que se va extendiendo cuidadosamente con ayuda de un pincel. El folio blanco con la muestra se coloca en un pliego de papel absorbente, poniendo directamente encima de aquélla un trozo de tela fina que la cubra, para evitar que la solapa del pliego se adhiera a ella.
Como se indica en el caso de las plantas vasculares, se forma una pila de pliegos con sus correspondientes almohadillas o periódicos secantes y se prensan. Después de secas, las muestras permanecen habitualmente adheridas al folio.
4.Montaje y conservación de las plantas
Una vez que estén secas, las plantas tienen que ser montadas sobre cartulinas u hojas de papel de buena calidad, a las que se fija con tira adhesiva (esparadrapo, por ejemplo, y no cinta plástica). Conviene pegar en cada cartulina un pequeño sobrecito en el que se puedan poner semillas, frutos o algún fragmento que pueda ir desprendiéndose.
Cada cartulina con la planta debe ser introducida dentro de un pliego de papel blanco, satinado a ser posible.
5.Ficha identificativa
También pegaremos en un lateral de la planta la ficha con los datos correspondientes al ejemplar, que son:
–Nombre científico de la especie y, si se considera conveniente, nombre/s popular/es.
–Lugar donde se ha recolectado, empezando por la comunidad autónoma y siguiendo por la provincia, municipio y lugar concreto. También se pueden usar coordenadas UTM.
–Hábitat. Es decir, si es un bosque y de qué tipo, una zona de secano, un humedal, etc. añadiendo otras características del sustrato, como el tipo de suelo, orientación, altitud, comunidad vegetal que la acompaña, etc.
–Fecha de la recolección.
–Nombre de la persona que hizo la recolección.
Los líquenes y briófitos se guardan en sobres de papel que, convenientemente etiquetados, se pegan sobre cartulinas, las cuales, a su vez, se protegen en los pliegos blancos normales. También los hongos desecados se conservan en sobres o bolsas de papel o de polietileno con agujeros para mantener cierta aireación.
Determinados materiales, como bulbos, rizomas, frutos, fragmentos de madera, etc., que, por su naturaleza o dimensiones, no pueden ser guardados en los pliegos de herbario normalizados, se conservan en frascos o tubos. Por otro lado, algunas plantas y hongos de naturaleza carnosa, así como ciertos materiales delicados (por ejemplo, flores de ciertas orquidáceas) son mantenidos en mezclas alcohólicas, como líquido de Carnoy o alcohol desnaturalizado, entre otras. En todos los casos es necesario cuidar el
correcto etiquetado de los frascos.
Todo herbario debe ser conservado en lugares con poca humedad y temperaturas bajas, para evitar el desarrollo de insectos, mohos y bacterias.
Web con el proceso básico: https://www.elblogdelatabla.com/2019/12/como-hacer-herbario-aprende-secar-prensar-plantas.html
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