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Tardígrados: las asombrosas criaturas casi indestructibles que han llegado a la Luna

Son prácticamente indestructibles. Los tardígrados, también conocidos como osos de agua, se cuentan entre los seres más sorprendentes de cuantos viven en la Tierra. Estos animales microscópicos parecen tener superpoderes: son capaces de sobrevivir a casi todo. Una científica madrileña ha investigado ahora si los ejemplares que llegaron a la Luna hace dos años en una misión espacial podrían haber sobrevivido.

Soportan disparos y temperaturas que van desde casi el cero absoluto a los 150 grados, aguantan más de diez años sin agua ni alimento, resisten sin problema en las más profundas fosas oceánicas, no sucumben el vacío y no parece afectarlos la radiación espacial…

De ahí que cuando una sonda israelí cargada con varios miles de estos seres se estrelló el 11 de abril de 2019 en la superficie de la Luna quedara la duda de si habían logrado sobrevivir. Ahora, una científica española ha realizado un experimento que responde a esa pregunta.

La biofísica madrileña Alejandra Traspas, que cuando ocurrió el accidente espacial estaba elaborando su tesis de máster en la Universidad de Kent, quiso saber si los tardígrados habían sobrevivido al tremendo choque y diseñó un experimento para comprobarlo.

Simuló las condiciones del satélite terrestre y del impacto y, como si fueran proyectiles, disparó los osos de agua con un arma de gas ligero de dos etapas (un megacañón de unos tres metros de longitud), a una velocidad muy superior a la de un disparo con pistola sobre una superficie similar a la de la Luna.

Imagen de un tardígrado, visto con un potente microscopio. Foto: National Geographic

La conclusión del experimento, publicado en la revista ‘Astrobiology’, viene a mostrar una vez más la extraordinaria resistencia de estos seres: a casi un kilómetro por segundo, los tardígrados fueron capaces de resistir el impacto y de revivir.

Pero, por encima de esa velocidad, los osos de agua se desintegran, lo que indica que, contra lo que auguraban algunos científicos, no pudieron sobrevivir al choque lunar, ya que, aunque la velocidad del impacto no fue tan elevada, la presión debió ser letal.

Los resultados del experimento de Alejandra Traspas, que ahora realiza su doctorado en la Universidad Queen Mary de Londres, tienen importantes implicaciones para entender el origen de la vida.

Porque entre las hipótesis que han apuntado los científicos para explicar la aparición de seres vivos en la Tierra figura la de la panspermia, que defiende que la vida viaja por el Universo sobre cuerpos celestes como los cometas o los asteroides, hasta que chocan con algún planeta con las condiciones adecuadas para que esa vida se desarrolle.

Aunque las conclusiones del estudio de la científica madrileña vienen ahora a poner en duda la posibilidad de que seres vivos sobrevivan tras el choque de un asteroide con un planeta receptor, la propia autora del estudio experimento ha reconocido que ello “no es imposible”, porque podrían registrarse impactos con condiciones adecuadas para la supervivencia de los tardígrados.

Alejandra Traspas, autora del estudio junto a Mark Burchell, continuará experimentando con tardígrados para responder a un interrogante surgido durante su estudio: los osos de agua que sobrevivieron a los impactos a altas velocidades dejaron de reproducirse. La astrobióloga española quiere descubrir el motivo y si la situación es reversible.

Una extraordinaria capacidad de resistencia

La extraordinaria capacidad de resistencia de los tardígrados ya había sido comprobada en numerosos experimentos. Por ejemplo, en septiembre de 2007, fueron colocados varios ejemplares en una sonda espacial lanzada por Rusia y la Agencia Espacial Europea (ESA) y sobrevivieron sin problema en el espacio exterior e incluso mantuvieron su capacidad reproductiva.

Otro estudio realizado en 2017 por investigadores de las universidades de Oxford y Harvard concluyó que los osos de agua podrían sobrevivir a casi todas las catástrofes astrofísicas, hasta alcanzar una esperanza de supervivencia como especie de 10.000 millones de años, mucho más allá que el ser humano.

Según aquel estudio, los tardígrados podrían soportar incluso el impacto de un gran asteroide contra la Tierra. Y únicamente podría destruirlos la explosión de una supernova o de rayos gamma muy cerca del Sol que hiciera hervir los océanos de la Tierra.

En 2012, otro estudio de investigadores japoneses, en colaboración con la NASA, concluyó que los huevos deshidratados de tardígrado sobrevivirían a viajes interplanetarios, lo que sugiere la posibilidad de que puedan eclosionar en otros planetas.

Foto: Getty Images

Los científicos ven posible que existan otros seres vivos con tolerancias similares a la radiación y a las temperaturas en algunos cuerpos celestes. Y señalan tres en el sistema solar: Marte, Europa (satélite de Júpiter) y Encelado (satélite de Saturno). Varias misiones espaciales intentarán desvelar si hay en ellos alguna forma de vida o restos de que la hubo en algún momento.

La fallida misión israelí

La sonda ‘Beresheet’ (significa ‘Génesis’ en hebrero) fue diseñada para posarse suavemente sobre la Luna, pero acabó estrellándose y sus restos quedaron esparcidos por una amplia zona. Era la primera nave financiada por una iniciativa privada que buscaba alunizar.

Aunque oficialmente la misión era medir el campo magnético del satélite, tras el impacto el inversor estadounidense Nova Spivack, que financió el proyecto, admitió que también transportaba un cargamento de miles de tardígrados deshidratados.

Varios científicos aventuraron entonces que algunos de aquellos osos de agua podrían haber sobrevivido, y que permanecerían en la Luna en un estado que podría definirse de aletargamiento profundo, sin actividad, pero listos para “resucitar” en cuanto entraran en contacto con agua o humedad.

El envío de tardígrados a la Luna no vulneró ningún tratado espacial, porque el satélite terrestre no entra dentro de los programas de protección planetaria que supervisan las naves enviadas a otros cuerpos celestes para evitar contaminarlos, por ejemplo, con bacterias o esporas, y que malogren la posibilidad de encontrar indicios de actividad biológica extraterrestre.

La nave que portaba los organismos, poco antes de estrellarse

Pese a ello, el envío de osos de agua fue duramente criticado por numerosos científicos, muy sensibilizados ante el peligro de contaminación biológica del sistema solar por negligencias como la de la nave israelí, en la que también se enviaron muestras de ADN humano y 100 millones de células de diversos organismos. El envío de ese material biológico a la Luna se decidió sin el conocimiento de los responsables científicos de la misión.

Animales capaces de suspender sus procesos metabólicos

Los osos de agua son animales invertebrados diminutos (los más grandes llegan a medir medio milímetro), de ocho patas, que habitan en todos los rincones de la Tierra, principalmente en musgos, líquenes o helechos. Son además capaces de entrar en un estado de metabolismo reducido denominado criptobiosis, que consiste en la suspensión de los procesos metabólicos mediante un proceso de deshidratacion.

Existen desde hace unos 600 millones de años, pueden vivir hasta 60 años y se alimentan por succión de bacterias, algas, nematodos y otros invertebrados microscópicos. Fueron descritos por primera vez en 1773 por el zoólogo alemán Johann August Epheaim Goeze.

Estudio de referencia: https://www.liebertpub.com/doi/10.1089/ast.2020.2405

Ramón Díaz

Ramón Díaz Alonso (Llanes, Asturias; 1962). Trabaja desde 1990 en La Nueva España, primero como corresponsal en la comarca oriental de Asturias, después como responsable de la edición del oriente de Asturias y desde 2017 en la sección de Asturias, especializado en información política, de infraestructuras y ambiental. Colabora desde enero de 2021 con Verde y Azul, el canal de medio ambiente de Prensa Ibérica y Grupo Zeta. Es coautor de varias publicaciones de la Asociación Asturiana de Periodistas y Escritores de Turismo (ASPET).

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