La muerte de tres ejemplares, uno de ellos envenenado, pone en jaque la población de esta especie protegida. Organizaciones españolas y francesas quieren que se introduzcan más osos en la zona para garantizar su continuidad
La aparición de osos pardos muertos en extrañas circunstancias en el área de Pirineos en los últimos meses ha disparado las alarmas en el colectivo conservacionista. El envenenamiento deliberado de al menos uno de ellos hace pensar en la posible existencia de una trama delictiva que actúa contra esta especie protegida. Por ello, diez entidades de ambos lados del Pirineo se han unido para pedir al Gobierno que introduzca más ejemplares de oso para reforzar la recuperación de dicha especie.
Las organizaciones aragonesas, catalanas y francesas Amigos de la Tierra, Associations de Cap Ours, Ecologistas en Acción Aragón, Fundación para la Conservación del Quebrantahuesos, FAPAS, Fondo Natural, IPCENA/ Ecologistes de Catalunya, SOS Ribagorza, Trenca y WWF han dirigido por carta a la Ministra de Transición Ecológica para pedir que asuma sus competencias y coordine con estas comunidades autónomas la introducción de ejemplares de oso pardo para reforzar la población pirenaica ante las últimas muertes de individuos en 2020. Dicha medida está contemplada dentro de la Estrategia para la Conservación del Oso Pardo en los Pirineos, por lo que los grupos firmantes han pedido rapidez y contundencia en las acciones para evitar poner aún más en peligro la supervivencia de esta especie emblemática.
Tan solo en el último año han muerto tres osos pardos en el Pirineo por la mano del hombre, lo que supone una importante pérdida para la necesaria variabilidad genética de una especie con una población ya exigua, amenazando así gravemente su supervivencia.
«Especialmente grave y relevante ha sido el caso del oso Cachou, muerto por envenenamiento el pasado 9 de abril, al haberse descubierto, tras levantarse el secreto sumarial, la existencia de una trama organizada que pretendía exterminar ejemplares de esta especie del Pirineo», señala WWF en un comunicado. La muerte más reciente de la osa Sarousse en una batida de jabalí celebrada en el Pirineo aragonés el pasado 29 de noviembre, ha levantado todas las alarmas con respecto a la compatibilidad de esta modalidad de caza en las zonas sensibles para esta especie.
«Todos estos hechos confirman la incapacidad de las administraciones para abordar un problema que, lejos de ser un hecho aislado, constituye la principal amenaza de nuestro mayor carnívoro salvaje», afirman estas entidades. Por ello, WWF y nueve grupos ecologistas de ambos lados del Pirineo se han dirigido al MITECO pidiendo que ejerza sus competencias y refuerce la población de oso pardo en el Pirineo, que desarrolle el ‘Protocolo de intervención con osos en los Pirineos’ aprobado en 2018 para incluir el refuerzo poblacional en casos de pérdidas no naturales de ejemplares y que se investigue en profundidad todo lo ocurrido para depurar responsabilidades. Además, las organizaciones firmantes pide que el Gobierno haga cumplir la ley en el caso de comunidades autónomas como Aragón, que no tienen aprobado el preceptivo Plan de Recuperación y Conservación de la especie.
Actualmente, la población de oso pardo en el Pirineo ronda los 50 ejemplares. Aunque según los últimos recuentos se ha producido un cierto incremento respecto a 2016 (cuando había 40 ejemplares), las tres últimas muertes amenazan con dar al traste con los logros conseguidos en los últimos años.
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