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Calima: ¿Por qué es perjudicial respirar polvo en suspensión?

Todos los años, millones de toneladas de polvo procedente del Sáhara salen volando por el aire en todas direcciones. Hacia el Norte, llegan hasta la Península Ibérica y Baleares (y más allá), mientras que por el oeste alcanzan Canarias y, atravesando el océano Atlántico, llegan hasta el continente americano. Es un fenómeno natural con el que estamos familiarizados. Ahora bien ¿qué riesgos conlleva la calima y por qué puede ser perjudicial para la salud?

El polvo en suspensión de la calima está compuesto generalmente por aluminosilicatos (óxido de aluminio y sílice), arcilla, yeso, calcita y otros minerales. También contiene partículas microscópicas de otras bacterias, hongos, polen y otros elementos no tan naturales.

Se trata, por tanto, de pequeñísimas partículas que miden menos de diez micras y entran a nuestro organismo a través de las vías respiratorias, llegando a los pulmones y, por tanto, al riego sanguíneo.

La Organización Mundial de la Salud indica que el nivel máximo al que se debe estar expuesto a este aire es de 50 mg por metro cúbico. Y, sin embargo, el año pasado en Gran Canaria casi se llegaron a 2.000 microgramos por metro cúbico, es decir, 40 veces mayor que lo recomendado.

Polvo en suspensión sobre Las Palmas de Gran Canaria. Foto: Bengt Nyman

Investigadores canarios han descubierto que la exposición a la calima está asociada directamente a un aumento en los riesgo de muerte por accidente cardiovascular. El estudio sitúa en un 2% el aumento del riesgo de fallecimiento debido a estas causas.

El estudio en cuestión ha sido llevado a cabo por un equipo multidisciplinar de cardiólogos, bioquímicos y físicos de la atmósfera, liderado por Servicio de Cardiología del Hospital Universitario de Canarias, con Alberto Domínguez al frente, y con la participación del Consejo Superior de Investigaciones científicas, el Hospital Universitario Central de Asturias, y la Universidad de La Laguna, entre otras instituciones.

En concreto, los responsables del descubrimiento advierten de que existe una clara asociación entre la exposición al polvo desértico y la mortalidad cardiovascular, de forma que un aumento de 10 microgramos por metro cúbico de aire en la concentración de polvo desértico en el aire ambiente, está asociado a ese porcentaje de mortalidad por enfermedad cardiovascular.

La doctora Isabel Urrutia, neumóloga y coordinadora del área de Medio Ambiente de la Sociedad Española de Neumología y Cirugía Torácica (Separ), ha explicado al portal Hipertextual: “Si la calima es importante, puede producir problemas en todas las personas, porque produce una irritación del sistema respiratorio superior (garganta y nariz), también pueden picar los ojos… Esos son síntomas menos serios”.

Pero añade: “En cambio, a las personas que tienen asma o padecen enfermedades respiratorias crónicas les puede producir lo que se llama un broncoespasmo. Los bronquios tienen una predisposición a cerrarse y producir síntomas de su enfermedad”.

Isótopos radiactivos en la calima

Ahora bien, el polvo en suspensión procedente de África no solo contiene minerales, pues a menudo arrastra consigo elementos contaminantes que va ‘recogiendo’ de instalaciones industriales por las que va pasando, según sopla el viento.

El biólogo y experto en radioprotección Pierre Barbey, profesor de la Universidad de Caen (Francia) y consultor científico de la asociación Acro, ha detectado que los episodios de polvo en suspensión (y las lluvias de barro) tan frecuentes en España pueden contener cesio 137, un isótopo radiactivo.

Nubes de polvo dirigiéndose a Canarias desde África: Foto: tutiempo

Este peligroso isótopo radiactivo, que no se halla de forma espontánea en la naturaleza, procede, según el investigador de la Universidad de Caen, de las pruebas nucleares francesas realizadas en los años sesenta del siglo pasado en el sur de Argelia.

La concentración estimada tras ese fenómeno fue de 80.000 becquerel por kilómetro cuadrado. Según el biólogo, son cantidades “demasiado débiles” para temer efectos nocivos en la salud de las personas. Sin embargo, “sí dice mucho de la persistencia de la polución radiactiva” y de las consecuencias mucho más graves que debieron sufrir, y aún pueden padecer, las poblaciones de la zona del Sáhara en las que se realizaron estas pruebas atómicas.

Por otra parte, un equipo científico español ha estudiado la calima de Canarias. Un grupo de investigación liderado por el experto en ciencias atmosféricas del Consejo Superior de Investigaciones Científicas (CSIC), Sergio Rodríguez, ha determinado que, dependiendo de cómo soplen los vientos alisios, en este caso hacia las Islas Canarias, la composición del polvo en suspensión puede contener más o menos sustancias tóxicas. Concretamente, la investigación pone de relieve cuatro ‘denominaciones de origen’ para la calima que se desplaza hacia nuestro continente.

Así, cuando el polvo recorre centenares de kilómetros, pasando por el noreste de Argelia, su composición es rica en calcio, estroncio, azufre, potasio y magnesio; mientras que si gira unos metros hasta situarse en el noroeste de Argelia, la calima será más rica en sodio y cloro. Si, por el contrario, el polvo proviene del sureste del Sáhara y Mali, es más rico en silicio, hierro y manganeso.

Sin embargo, (y es donde Rodríguez pone el acento) otras veces el viento cargado de polvo encuentra en su camino las partículas emitidas por la actividad industrial de centrales térmicas, donde se quema carbón, o refinerías petroleras ubicadas en Túnez, Argelia o Marruecos.

Por tanto, cuando la calima procede de alguna de las principales industrias del norte de África, contiene trazas de bromo, cromo, níquel, zinc y circonio. «Se sabe que el cromo y el níquel son perjudiciales para la salud», explica Rodríguez.

Las refinerías africanas acaban enviando también su polución. Foto: Agencias

Por su parte, el meteorólogo Mario Picazo ha explicado que España ya ha vivido en 2021 seis episodios de polvo en suspensión de cierta importancia. Y apunta a que deberá investigarse el motivo de tan repetidos eventos.

¿Tiene algo que ver el cambio climático en esta intensificación de los episodios de calima? Picazo señala que “dada la tendencia de nuestro actual clima, que está claramente influenciado por la actividad humana y el consiguiente calentamiento, cabe esperar que veamos más tormentas de arena en zonas desérticas. Cuántas acaben afectando a España, dependerá de la circulación del aire durante uno o varios días”.

En todo caso, recuerda que científicos de la Universidad de Harvard (EEUU) han realizado un estudio basándose en prolongados periodos de historia de la Tierra y han encontrado una relación entre las tormentas de arena, los periodos de sequía, las erupciones volcánicas y el calentamiento del Mediterráneo, Europa y Asia.

La investigación ha demostrado que durante los periodos más cálidos del pasado de la Tierra, la frecuencia de tormentas de arena era mayor.

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Joan Lluís Ferrer

Joan Lluís Ferrer Colomar (Ibiza, 1967) es licenciado en Ciencias de la Información por la Universidad del País Vasco (UPV-EHU). Desde 1988 ha ejercido el periodismo en prensa, radio y televisión en Bilbao, Catalunya y Baleares. Especializado en información ambiental, desde 2019 coordina la sección Crisis Climática en los periódicos de Prensa Ibérica. Desde 2020 dirige Verde y Azul, el canal de medio ambiente de Prensa Ibérica y Grupo Zeta.

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