Los científicos acaban de anunciar la formación de una gran grieta de 3.000 kilómetros cuadrados que se está abriendo en el hielo ártico más antiguo y grueso, en una nueva demostración del derretimiento acelerado de esta región helada. El agujero de agua que se está creando, un fenómeno conocido como polinia, se localiza al norte de la isla Ellesmere, que es la situada más al norte de Canadá, donde en teoría se encuentra el hielo más resistente del Ártico.
En mayo de 2020, este agujero de tamaño algo menor que la isla de Mallorca fue localizado en la llamada Última Zona de Hielo, que es un área de un millón de kilómetros cuadrados de hielo marino al norte de Groenlandia y la isla de Ellesmere, y que se espera sea el último refugio de hielo que resista en un Ártico que se funde rápidamente, según el nuevo estudio, publicado en la revista Geophysical Research Letters de AGU.
La aparición de esta gran fisura constituye algo realmente inusual e inesperado, debido a su ubicación, pues se halla en una región donde el hielo tiene hasta cinco metros de espesor.
«Nadie había visto una grieta así en esta área antes. Al norte de la isla de Ellesmere es difícil que el hielo se mueva o se derrita, porque es grueso, y además hay mucho «, dijo Kent Moore, investigador del Ártico en la Universidad de Toronto-Mississauga y autor principal del estudio.
Esta abertura en el hielo se formó en condiciones extremas de viento durante un anticiclón persistente, es decir, una tormenta de altas presiones con fuertes vientos que giran en el sentido de las agujas del reloj, explicó Moore.
Tras repasar décadas de imágenes de hielo marino y datos atmosféricos, descubrió que las polinias se formaron allí al menos dos veces antes, en condiciones similares en 2004 y 1988, pero nadie se había dado cuenta.
Las condiciones extremas del viento crearon la brecha al empujar el hielo, lo cual es algo común, dijo David Babb, un investigador de hielo marino de la Universidad de Manitoba. Pero lo que es inusual es que hielo marino tan grueso como el que hay en la Última Zona de Hielo se desplace de este modo y especialmente lejos de la costa, donde los vientos tienden a ser más débiles que cerca del litoral, indicó.
El nuevo estudio muestra que esta región puede no ser tan resistente al cambio climático como se pensaba anteriormente.
«La formación de una polinia en esta zona es realmente interesante. Es como una grieta en el escudo de la capa de hielo sólido que hay en esa área. Lo que está sucediendo demuestra cómo está cambiando el Ártico «, dijo Babb.
Además, dado que el hielo del Ártico se vuelve más delgado cada año, las polinias podrían formarse con más frecuencia, lo que desencadenaría un ciclo de retroalimentación de la pérdida de hielo.
«Lo que sucede al adelgazarse la capa de hielo es que es más fácil que se desplace. A medida que el hielo se adelgaza, es más fácil crear estas fisuras con forzamientos menos extremos, por lo que estas grietas o polinias pueden volverse más comunes o más grandes que en el pasado», añadió Moore. Y con temperaturas cada vez más cálidas, resultará difícil reemplazar el hielo que se pierde en estos episodios.
Las polinias se forman principalmente de dos maneras: el hielo es expulsado de la zona o bien se derrite, formando un agujero. Tienden a formarse en los mismos lugares año tras año y generalmente se generan cerca de la costa, donde el paisaje puede canalizar los vientos a lo largo del litoral, al soplar de manera constante en el mismo lugar.
Beneficiosas a corto plazo, fatales a largo plazo
Las polinias no son necesariamente malas para su ecosistema local en escalas de tiempo breves. El hielo cubierto de nieve no deja entrar mucha luz al agua debajo de él, lo que limita la cantidad de fotosíntesis que puede ocurrir y eso ralentiza la productividad en los niveles superiores de la cadena alimentaria. Cuando el hielo se rompe, el ecosistema se anima.
La aparición de estos ‘agujeros’ en el hielo pueden tener efectos inmediatos positivos: “Las aves marinas van allí para alimentarse, al igual que los osos polares y las focas. Son increíblemente regiones productivas», dijo Moore. Ese impulso de la red alimentaria se prolongaba históricamente hasta las poblaciones locales de inuit, que cazaban en las polinias, según Babb.
Ahora bien, el impulso a corto plazo para el ecosistema local no supera el daño a largo plazo e irreversible de la pérdida de hielo marino, advierte. Y es que en realidad es una evidencia de que el casquete polar se está fundiendo.
«Hay un periodo transitorio en el que, si comenzamos a perder hielo, podría haber una ganancia neta porque sería más productivo ecológicamente. Pero a largo plazo, a medida que el hielo se derrite y se desplaza mar adentro y especies como las morsas y las aves marinas pierden acceso a él, perdemos ese beneficio. Y finalmente, hace tanto calor que las especies no pueden sobrevivir «, dijo Moore.
Informe de referencia: https://agupubs.onlinelibrary.wiley.com/doi/10.1029/2021GL095099
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