El camino al residuo cero. Más de la mitad de la basura municipal sigue llegando a los vertederos, muy lejos de las exigencias planteadas por la Unión Europea. España cumple con nota en la recogida de envases, pero en materia de residuos sólidos está en el furgón de cola de los países europeos.
Notable en recogida separada de envases, suspenso en el de residuos sólidos. La nota global de España en reciclaje es dispar en función de qué fracción se trate. Siete de cada diez recipientes sí se reciclan en España y entre los veintiocho países de la UE ocupa el sexto puesto, por delante de Noruega, Suecia, Italia, Francia, Austria y Finlandia. Las cifras colocan a los españoles por encima de la media europea, situada en el 68%. Al menos esos son los datos que recoge Eurostat, la oficina estadística de la Comisión Europea.
España tiene que pisar el acelerador, pues la UE ha exigido que en el año 2025 el porcentaje de reciclaje sea del 55%
Bélgica, con un sistema similar al español a través de contenedores en la calle, es el país que mejor recicla los envases. España, con un 81,9% de reciclaje, supera ya en este capítulo a Dinamarca (79%), y Holanda (77, 6%).
Alemania, mientras, lidera la recogida separada de residuos sólidos municipales (66,1%). Por detrás se encuentra Austria con un 56,9% de los residuos municipales reciclados y como tercero Eslovenia, un país declarado destino verde por Green Destinations. España, sin embargo, pincha en este capítulo, pues solo recicla el 33,9% del total. Es decimosexto según las estadísticas de Eurostat de 2016. En ese sentido, hay que pisar el acelerador, pues la Unión Europea ha exigido que en 2025 el porcentaje sea del 55%.
Los alemanes, con un 98% de reciclaje de sus envases plásticos, no solo trabajan bien este capítulo. También es notable su avance en el compostaje y la digestión anaeróbica de la fracción orgánica. El país germano, además, obliga a sus empresas a repensar el ciclo de los productos, tanto en lo que se refiere al envasado, los procesos de fabricación y la eliminación. Además, ha puesto en marcha en muchos de sus lands el sistema de devolución y retorno (SDDR), es decir, las empresas que venden envases están obligadas a recuperarlos, incentivando al ciudadano para que los devuelva, una vez consumidos (devolver los ‘cascos’ de las botellas, como se hacía décadas atrás).
El SDDR es un modelo hacia el que muchas comunidades autónomas pretenden avanzar pese a la oposición empresarial, pues las patronales temen un sobrecoste para los productores. La ley de prevención de residuos y economía circular que a punto estuvo de salir adelante en la Comunitat Valenciana y que decayó por la convocatoria de las elecciones de abril, lo contemplaba en uno de sus artículos. En Alemania, donde funciona a la perfección, el sistema se sostiene económicamente y produce beneficios para todos los sujetos del sistema circular. Las plantas, los camiones, la recogida y el reciclado lo financian las empresas que gestionan el sistema de depósito y devolución, y no a través de fondos públicos, según recuerdan colectivos como Greenpeace España.
El pago por generación de basuras empieza a implantarse en comunidades autónomas como la valenciana
El camino hacia el residuo cero pasa, inevitablemente, por la reutilización y un cambio en los hábitos de consumo. Dejando al margen los recipientes, la asignatura pendiente aún hoy en España y muchos países es la recogida separada de materiales como la madera, el textil, fármacos, materia orgánica, aparatos eléctricos o pilas. Fomentar el uso de los ecoparques se sabe fundamental, de ahí que las administraciones busquen fórmulas para incentivar el reciclado. Así, la Comunitat Valenciana acaba de introducir las bonificaciones y exenciones en las tasas de la basura para quien se acerque a estas instalaciones a depositar residuos. No solo eso, también contempla el pago por generación a través de sistemas identificativos en los contenedores, o sistemas de recogida como el ‘puerta a puerta’ para que pague más quien más basura genere.
Dentro de España, y según los datos del Ministerio para la Transición Ecológica, solo Navarra, Catalunya y La Rioja han superado los objetivos de reciclaje. Madrid, sin embargo, es la que menos proporción recicla. Muchos planes autonómicos ya recogen el fin de la incineración y los grandes macrovertederos, además de impulsar la recogida selectiva tanto en el ámbito municipal como centros públicos y privados de toda índole. En la Comunitat Valenciana, sin ir más lejos, se ha implantado el establecimiento de unos objetivos de obligado cumplimiento para los municipios de más de 10.000 habitantes, algo fundamental y que reclama reiteradamente la Unión Europea a España.
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