Verde y Azul

España se prepara para convivir con el contenedor marrón

Andrés Valdés · Verde y Azul

Si no vive en Cataluña o en los puntos del País Vasco, Madrid, Navarra y la Comunidad Valenciana donde ya está implantado, vaya haciendo hueco en su cocina o lavadero para un quinto cubo de residuos domésticos. El contenedor marrón viene para quedarse y contribuir a la circularidad de una economía todavía basada en el modelo de usar y tirar.

El contenedor marrón salva los restos orgánicos que componen el 37% de nuestra basura diaria (170 kilos de desechos anuales por habitante) de un más que probable enterramiento en vertedero municipal. Cuando tiramos las cáscaras de huevo, pieles de fruta y verdura, huesos de pollo e incluso filtros de café, cerillas, papel de cocina usado y otros envases biodegradables a un contenedor específico como este, las plantas de residuos obtienen un flujo orgánico estable y limpio de restos impropios para fabricar un nuevo recurso a partir de él, como abonos, fertilizantes o biogás.

Todavía, en la mayor parte del país, estos biorresiduos llegan a la planta de basuras desde el contenedor gris, mezclados con materiales contaminantes y no biodegradables que no deberían haber acabado allí o que no pueden, de momento, ser recuperados. Las posibilidades de extraer valor de ellos se reducen drásticamente. Por ello, el contenedor marrón es uno de los engranajes clave de la economía circular que se esfuerza en no desperdiciar nada. Las directivas europeas marcan el rumbo y exigen a los miembros valorizar como mínimo el 55% de la basura que generamos para el año 2025.

Implantar la recogida diferenciada de restos orgánicos es uno de los mandatos de la directiva europea de residuos de 2018 y una de las misiones que con más claridad ha asumido el Ministerio de Transición Ecológica, que ha transpuesto con celeridad la norma en el Anteproyecto de Ley de Residuos y Suelos Contaminados. El objetivo del organismo que dirige Teresa Ribera es que la nueva ley entre vigor a mediados de 2021. La fecha en que todos los estados miembros deben incluir la recogida separada de biorresiduos a escala local y regional es 2024, aunque el Miteco ya ha anunciado su intención de adelantar en lo posible el despliegue de esta red en España.

Además de biorresiduos, la nueva norma impulsará definitivamente la recogida separada de textil y aceites, de implantación desigual en el territorio y opaca en muchas ocasiones al estar adjudicada discrecionalmente por ayuntamientos a entidades privadas.

Ventajas

Junto a la disminución de basura que procesar en vertedero y de materias primas nuevas para fabricar abonos y compost, el reciclado de orgánica tiene otras ventajas ambientales y sociales. Una de ellas es que al reconducir su descomposición a generadores de biogás o plantas de  compostaje, se reducen las emisiones de CO2 generadas en los vasos de los basureros municipales. Los vertederos son responsables del 5% de la huella de carbono del país, a la que contribuyen con la emisión de alrededor de 16 millones de toneladas de CO2 equivalente anuales, según información publicada en la web del Miteco sobre las emisiones de los RSU en España.

Lo mismo ocurre con los lixiviados, cuya reducción limita “la contaminación de suelos, cauces y acuíferos”, como señala un estudio de la Universidad de Alicante. La tercera ventaja añadida es que, en teoría, la recogida orgánica aporta eficacia al sistema de residuos y permite reducir sus costes.

Gris no es igual a marrón

La ley de envases del 97 inició la era de los contenedores de colores al exigir un sistema de recuperación de productos de consumo masivo fabricados con plástico, cartón o vidrio, normalmente envases, para poder ser reciclados. En un principio, y pese a la vecindad que compartirá el marrón en la calle con los containers gris, azul, verde y amarillo, el tratamiento de la fracción orgánica será responsabilidad de los ayuntamientos, que deberán realizar importantes inversiones para cumplir con los objetivos de recuperación que se extienden hasta final de esta década.

El marrón absorberá el grueso de los restos que hoy van al cubo gris, conocido como basura mezclada, de forma que, entre él y todos los demás contenedores, lo convertirán en un depósito marginal de basura no valorizable que enterrar en basurero. Al perder la fracción orgánica de alimentos, la basura mezclada asume desechos sin futuro como fragmentos de cerámica y cristal (el vidrio sí se recoge y recicla con mucha eficacia), polvo y pelusa del barrido de suelos, chicles y productos higiénicos como pañales, toallitas y compresas.

¿Qué VA al contenedor marrón?

  • Restos de fruta y verdura
  • Restos de carne y pescado
  • Cáscaras de huevo, marisco y frutos secos
  • Otros restos de comida
  • Restos de infusiones y posos de café
  • Papel de cocina sucio y servilletas usadas
  • Papel y cartón sucios de aceite
  • Pequeños restos de jardinería, plantas, hojarasca y flores

¿Qué NO VA al contenedor marrón?

  • Textil sanitario
  • Mascarillas
  • Pañales
  • Toallitas
  • Cenizas y colillas
  • Cápsulas de café
  • Arena de gato

Andrés Valdés

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