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El terrorismo golpea en África a un santuario mundial de la biodiversidad

El complejo que integran los parques W, Arly y Pendjari, en Benin, Burkina Faso y Níger, alberga la mayor población de elefantes de África occidental y ejemplares de la mayoría de los grandes mamíferos típicos del Continente. También acoge la única población viable de leones de la región y es uno de los últimos refugios del guepardo. Pero la Unesco ha propuesto inscribir este santuario mundial de la biodiversidad en la Lista del Patrimonio Mundial en Peligro por la presencia de grupos terroristas armados.

La situación es dramática. El personal que gestionaba los parques W y Arly se ha visto obligado a abandonar la zona por la amenaza terrorista en la región de Sahel (zona de transición entre el desierto del Sáhara y la sabana sudanesa, que se extiende desde el Atlántico hasta el Mar Rojo). Los dos parques nacionales se han quedado sin protección, lo que ha propiciado el incremento de actividades ilegales.

La Unesco ha destacado el “valor universal excepcional” del complejo W-Arly-Pendjari, que presenta tipos de vegetación que incluyen pastizales, arbustos, sabanas boscosas, bosques abiertos y extensos bosques de galería y riparios, así como el raro bosque semicaducifolio de Bondjagou dentro de Pendjari.

Guepardos en el parque W. Foto: pixabay

Incluye, además, el continuo más grande e importante de ecosistemas terrestres, semiacuáticos y acuáticos en el cinturón de sabanas de África occidental. Abarca más de 1,7 millones de hectáreas y es un refugio para especies que han desaparecido en otras partes de África occidental o están muy amenazadas.

W-Arly-Pendjari es un mosaico contiguo de nueve áreas protegidas, situado dentro de la cuenca del río Volta, donde el flujo y reflujo del agua, con estaciones secas y húmedas alternas, crea una rica variedad de comunidades vegetales y de fauna asociada.

Un hábitat crucial para la supervivencia de los grandes mamíferos

El complejo W-Arly-Pendjari es particularmente crucial para la conservación de las últimas poblaciones sanas de mamíferos pertenecientes a los dominios del Sahel y Sudán. Su población de elefantes es la más grande y ecológicamente segura de África occidental: representa el 85% de los existentes en la sabana de la región.

Proporciona un hábitat indispensable para la supervivencia de la mayoría de las especies de mamíferos grandes típicos de la zona, como el manatí africano, el leopardo, el perro salvaje africano o el antílope Topi. Alberga asimismo la única población de guepardos en África occidental y la única viable de leones en la región.

Según la Unesco, el complejo W-Arly-Pendjari tiene un tamaño suficiente como para permitir “una función ecológica sin obstáculos”. La integridad general del sistema es sensiblemente mejor que la del resto de las áreas protegidas en África occidental, porque “muchas de ellas han sufrido una degradación significativa por presiones antropogénicas”.

El parque nacional W y el parque regional Arly-Pendjari están conectados a través de cuatro reservas de caza, que permiten el libre movimiento de animales.

Manatíes africanos en el parque nacional W. Foto: Greg Amptman

La caza se ha gestionado hasta ahora de forma sostenible y, según la Unesco, “no parece tener un impacto negativo en el valor universal excepcional de la propiedad en su conjunto”. Las reservas, de hecho, incluyen sistemas naturales y hábitats que se consideran de una calidad similar a la de los parques nacionales.

Existe asimismo una “zona de amortiguamiento” del complejo W-Arly-Pendjari, que consta de áreas con diferentes estados de protección (reservas de caza, reservas de vida silvestre y zonas de amortiguamiento especiales designadas legalmente) establecidas por leyes nacionales. Cubre un área de 1,1 millones de hectáreas y está diseñada para mitigar los impactos de las actividades humanas circundantes.

Terrorismo, caza furtiva y pastoreo ilegal, principales amenazas

Las principales amenazas, además del terrorismo, son la caza furtiva, el pastoreo ilegal, la invasión de tierras agrícolas y la extracción de oro. La Unesco insta a las autoridades a tomar “medidas adecuadas para abordar estas amenazas, incluido el trabajo en estrecha colaboración con los sectores agrícolas, para regular, incentivar y crear conciencia entre las comunidades que rodean la propiedad”.

Existe en el complejo un sistema viable de gobernanza transfronteriza en virtud de un acuerdo de gestión tripartito (ahora cuatripartito con la integración de Togo). Sin embargo, se necesitan “esfuerzos continuos para mejorar los niveles de cooperación transnacional”, alerta la Unesco.

“Se necesita atención continua para asegurar que la aplicación tradicional del fuego (se han registrado incendios provocados por humanos desde hace 50.0000 años) continúe respetando el valor universal excepcional del complejo, particularmente bajo la influencia del cambio climático”, resalta la organización de las Naciones Unidas para la Educación, la Ciencia y la Cultura.

Elefantes en el parque W, en Benín. Foto: National Geographic

La Unesco insta a los estados que aportan terrenos al complejo W-Arly-Pendjari a trabajar en cooperación con la Unión Económica y Monetaria del África Occidental (UEMOA) para “planificar, monitorear y actuar de manera que los movimientos de trashumancia que en la propiedad y sus zonas de amortiguamiento no tengan un impacto adverso en el valor universal excepcional”.

También es necesario, según la Unesco, mantener una financiación adecuada a largo plazo para W-Arly-Pendjari, incluido en la Lista del Patrimonio Mundial. “Es fundamental que la Fundación Savannah de África Occidental (fondo de dotación creado en 2012) se convierta en una fuente de financiación para todo el complejo y continúe recibiendo apoyo y creciendo”, añade la Unesco.

Página de referencia: https://whc.unesco.org/en/list/749

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Ramón Díaz

Ramón Díaz Alonso (Llanes, Asturias; 1962). Trabaja desde 1990 en La Nueva España, primero como corresponsal en la comarca oriental de Asturias, después como responsable de la edición del oriente de Asturias y desde 2017 en la sección de Asturias, especializado en información política, de infraestructuras y ambiental. Colabora desde enero de 2021 con Verde y Azul, el canal de medio ambiente de Prensa Ibérica y Grupo Zeta. Es coautor de varias publicaciones de la Asociación Asturiana de Periodistas y Escritores de Turismo (ASPET).

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