El panda gigante ha mejorado su posición en la Lista Roja de la Unión Internacional para la Conservación de la Naturaleza (UICN) pero “seguirá siendo una especie dependiente de la conservación en el futuro” debido a múltiples factores, ha augurado el presidente del comité español de esta organización, Juan Antonio López Jaime.
La evaluación más reciente mostró que esta especie ya no podía considerarse “en peligro de extinción” y pasaba a la categoría de “vulnerable“, lo que López califica de “señal positiva”. Sin embargo, “no hay que bajar la guardia, porque continúa entre las especies más amenazadas”, afirma en declaraciones a la agencia Efe.
La caza furtiva, la baja tasa de reproducción natural y ahora el cambio climático son los principales problemas a los que se ha venido enfrentando este mamífero cuyo hábitat natural es China, donde la caza furtiva y la exportación ilegal están penadas con cadena perpetua e incluso la sentencia de muerte después de la enmienda legal aprobada en 1987.
“Estas medidas han conseguido erradicar prácticamente esta amenaza”, según este experto, pero ahora enfrenta las consecuencias del cambio climático que, según varios estudios, podría eliminar más del 35% del hábitat del bambú -su comida favorita- a lo largo de los próximos 80 años.
A ello hay que sumar su “carácter vago para reproducirse”, como lo ha descrito la responsable de especies amenazadas de WWF España, Gema Rodríguez, que reduce la “ventana de fertilidad” de las hembras a sólo 48 horas al año, por lo que la procreación y el aumento del número de ejemplares es el principal reto al que se enfrenta el oso panda.
Así, la cría en cautividad, cuyo objetivo es la posterior reintroducción de los animales en la Naturaleza, aparece como “fundamental” para el futuro de la especie, según Rodríguez, ya que, aunque en 2017 vivieran en libertad en torno a 1.800 ejemplares, “estos números necesitan ser reforzados para salir de ese peligro”.
De aquí también la importancia de la creación de reservas naturales en los hábitats de los osos panda, para “reducir las molestias al animal y prohibir cualquier tipo de actividad o modificación de la zona” que puedan afectar sobre todo a la reproducción.
Un ejemplo de vida tranquila y protegida es la que llevan los osos panda del Zoo de Madrid, donde todos los ejemplares son descendientes del famoso Chu Lin, el primer panda que nació por inseminación artificial en Occidente y que falleció en 1996.
A partir de Chu Lin, según han contado fuentes del zoo, todos los animales de esta especie han nacido vía inseminación artificial, ya que, a pesar de las numerosas intentonas de reproducción natural en pareja, ésta no ha funcionado hasta el momento.
Entre los hitos relacionados con los panda, el zoológico madrileño señala los primeros gemelos engendrados por inseminación artificial, Po y De De, que consiguieron sobrevivir gracias a los esfuerzos de los cuidadores, ya que es difícil que dos crías gemelas de oso panda salgan adelante por sí mismas.
Actualmente, en el zoo conviven tres ejemplares: la pareja formada por la hembra Hua Zui Ba y el macho Bing Xing, y otra hembra, hija de ambos, Chulina, nacida el pasado año 2016.