La economía circular potencia un ciclo de vida de los bienes, servicios y materiales que reduce su huella ambiental en cualquier tipo de negocio. No se trata de ningún sistema especialmente complejo ni innovador, sino que consiste en aplicar los principios de reducción o al menos optimización de materiales, minimización de los residuos generados, reutilización de todo lo que sea posible, reparación y restauración antes de tirar o sustituir y, en general, tratar de hacer durar más las cosas, evitar residuos y reducir los consumos. Conseguir hoteles sostenibles bajo estas premisas es sencillo.
El turismo es uno de los sectores económicos que más contribuyen al calentamiento global y, dentro de él, la industria hotelera es un gran consumidor de recursos naturales. Recientemente, la Fundación Impulsa y la cadena Iberostar hicieron público un manual dirigido a hoteles para asesorarles en la implantación de la economía circular en sus establecimientos.
El documento incluye un total de 125 pautas y 81 indicadores clave para que esas estrategias se articulen a través de medidas específicas. Estas son solamente algunas de las principales pautas para hacer de un hotel un negocio más sostenible:
1.- En la construcción o reforma de los edificios, velar por la durabilidad de los materiales, aislamiento, ventilación, aprovechamiento solar y del agua. Evitar materiales insostenibles.
2.- Autogeneración de energía con fuentes limpias. Implantar sistemas de energía fotovoltaica para la energía eléctrica y la calefacción de agua.
3.- Maximizar el control de fugas de agua en toda la red de distribución y ajustar los caudales a los realmente necesarios en cada caso.
4.- Dar prioridad a los productos de alimentación de kilómetro cero, es decir, de proximidad. De este modo, se impulsa la agricultura local y se evitan las emisiones derivadas del transporte en camión o barco.
4.- Asegurarse del ciclo de vida de los elementos y bienes que se adquieren, como textiles, soportes digitales, muebles, electrodomésticos y otros equipamientos, para garantizar su duración y luchar contra una obsolescencia anticipada.
6.- Vigilar la composición de productos químicos en la cosmética, aseo o equipos electrónicos para que no condicionen su eliminación o reaprovechamiento.
7.- Garantizar la eficiencia energética máxima de los equipos, electrodomésticos y componentes electrónicos, así como los vehículos.
8.- Erradicación completa de los elementos plásticos de un solo uso y, en general, reducción máxima de otros componentes plásticos.
9.- Implantar medidas concretas contra el derroche alimentario y gestionar adecuadamente los sobrantes de alimentos.
10.- Al contratar a proveedores, fomentar requisitos y exigencias específicas sobre el diseño, fabricación, entrega y servicio postventa de acuerdo a objetivos y prioridades circulares y sostenibles.
11.- Implantación de incentivos a los trabajadores vinculados a su participación directa en el establecimiento de buenas prácticas circulares.
12.- Reutilizar, reparar y reaprovechar todos los bienes y materiales que sea posible antes de recurrir a la adquisición de otros nuevos.
El director técnico de la Fundación Impulsa, Antoni Riera, afirma que esta guía de actuación “supone un gran avance en la estrategia de la sostenibilidad turítica, pues es único y pionero, no existen precedentes”. “Es amplio y flexible, pues es igualmente útil para compañías hoteleras de naturaleza, tamaño y orientación de mercado distintas; es abierto y en permanente actualización y, además, es multidestino y aplicable, por tanto, a las distintas localizaciones en las que las compañías sitúen su portfolio de establecimientos”.
Para obtener el documento íntegro: https://www.impulsabalears.org/index.php/recursos/i-publicaciones/i-dossiers/dosier-numero-3
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