-¿Cómo generan empresas y ciudadanos las emisiones?
-En un 85%, con el uso de la energía, pero también a través de procesos químicos, alimentación de ganado, o cultivo de arrozales. Las empresas lo hacen produciendo energía, quemando combustibles fósiles, produciendo materiales, con el transporte y uso de materias primas, productos y procesos similares. Los hogares las generan al usar climatización y los ciudadanos en el transporte privado o público, en la alimentación o en el uso materiales.
-¿España cumple sus compromisos de reducción?
-Si nos fijamos en el indicador esencial que son las emisiones de gases de efecto invernadero y se compara España con los países de la UE, observamos que es el país que más ha incrementado sus emisiones desde 1990, junto a Portugal y a Chipre. Todos los países de nuestro entorno, desde hace ya décadas, se tomaron muy en serio esta reducción.
-¿Es eficaz el comercio de derechos de emisión de CO2?
-En el mercado de emisiones se comercia con el precio del derecho de la emisión de una tonelada de carbono. Cuanto más alto es ese precio menos compensa a las empresas emitir porque es más caro. En su origen se dieron tantas toneladas gratis a las empresas que estas las vendían originándose el curioso fenómeno que se puede resumir en que «los que contaminaban cobran». Durante varios años tuvo precios muy bajos por lo que era muy barato contaminar. Ahora han subido y se lo toman más en serio.
-¿Qué pueden hacer los ciudadanos para reducirlas?
-Es necesario aplanar la curva del clima, una vez en vía de solución la crisis de la Covid-19. La gran apuesta ciudadana para luchar contra el cambio climático puede ser que todos los ciudadanos que pudieran empezaran a instalar ya tejados solares en sus casas, incluso sin conexión a compañías eléctricas. Aquí apenas hay 10.000 instalaciones y sabemos cuál es el país del sol.
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