Verde y Azul

El cannabis, un cultivo con fuerte impacto ecológico

El cannabis tampoco es inocuo para el medio ambiente. Un estudio realizado en Estados Unidos, donde esta sustancia está siendo legalizada cada vez en más estados, demuestra que su cultivo industrial bajo techo dispara el consumo de electricidad y la huella ecológica.

No es ningún secreto que la industria del cannabis (13.000 millones de dólares sólo en Estados Unidos) es un gran negocio. Pero menos evidente resulta el coste ambiental que lleva aparejada esta actividad en auge, en forma de emisiones de gases de efecto invernadero, a causa de su producción comercial, principalmente en interiores.

Un estudio realizado por investigadores de la Universidad Estatal de Colorado (EE UU) ofrece los datos más exhaustivos hasta la fecha sobre la huella de carbono de esta industria, un tema del que se tenía hasta ahora un conocimiento limitado. La demanda de cannabis por parte de los consumidores, según las estadísticas, no muestra signos de detenerse.

El estudio, publicado en Nature Sustainability, consistió en una evaluación del ciclo de vida del cannabis en cultivos en interiores en los EE. UU. Analizando la energía y los materiales necesarios para cultivar el producto y contabilizando las correspondientes emisiones de gases de efecto invernadero se pudo determinar cuál es la huella ecológica de esta planta.

Descubrieron que las emisiones de gases de efecto invernadero de la producción de cannabis se atribuyen en gran medida a la producción de electricidad y al consumo de gas natural de los controles ambientales en interiores, luces de cultivo de alta intensidad y suministros de dióxido de carbono para el crecimiento acelerado de las plantas.

Las plantas en interior exigen una gran cantidad de electricidad

Los esfuerzos del grupo CSU completan un anterior trabajo del Laboratorio Nacional Lawrence Berkeley, que cuantificó las operaciones de cultivo a pequeña escala en California y fueron anteriores a la cascada de legalización estado por estado desde que Colorado fue el primero en legalizar en 2012. Hasta la fecha, 36 estados han legalizado el uso médico del cannabis, y 15 han legalizado su consumo recreativo.

Mapeo de emisiones variables

El equipo de CSU supuso que habría una variabilidad sustancial en las emisiones dependiendo de dónde se cultivase el producto, debido al clima y a las emisiones de la red eléctrica. Su trabajo desvela la propagación por todo el país de grandes almacenes comerciales para el cultivo de cannabis y modela las emisiones que ello produce. Sus resultados incluyen un mapa que muestra las emisiones relativas en cualquier lugar de EE. UU., definidas como emisiones por kilogramo de flor de cannabis.

Su investigación muestra que el cultivo de cannabis en interiores en EE. UU. produce emisiones de gases de efecto invernadero durante su ciclo de vida de entre 2.283 y 5.184 kilogramos de dióxido de carbono por kilogramo de flor seca. En cambio, las emisiones por el uso de electricidad en el cultivo de cannabis al aire libre y en invernadero son de 22,7 y 326,6 kilogramos de dióxido de carbono, respectivamente, según el Informe de energía de cannabis de New Frontier Data 2018.

Los investigadores se sorprendieron al descubrir que los sistemas de calefacción, ventilación y aire acondicionado representan la mayor demanda de energía, con cifras que fluctúan según el clima local. Por ejemplo, en Florida se requiere una deshumidificación excesiva, mientras que en Colorado la calefacción es más importante.

El alto consumo de energía del cannabis se debe en parte a la forma en que se gestiona este producto. En Colorado, por ejemplo, se exige que los cultivos estén muy cerca de las tiendas minoristas, lo que ha provocado una explosión de almacenes interiores que consumen mucha energía en áreas urbanas como Denver. Según un informe del Departamento de Salud Pública y Medio Ambiente de Denver, el uso de electricidad proveniente del cultivo de cannabis y otros productos creció del 1% al 4% del consumo total de electricidad de Denver entre 2013 y 2018.

El equipo está buscando más fondos para continuar con su trabajo de investigación y completar así el estudio de la comparación entre los cultivos en interiores y exteriores. El objetivo de los investigadores es ayudar a la industria a atenuar el impacto ambiental de esta actividad, sobre todo ahora que el cannabis legal se está extendiendo en todo el país.

Fuente de referencia: https://www.nature.com/articles/s41893-021-00691-w

 

 

Joan Lluís Ferrer

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