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Los líderes mundiales emitieron 1.000 toneladas de CO2 para ir a la COP26

No puede decirse que los líderes mundiales den ejemplo de sostenibilidad, ni siquiera cuando acuden a una cumbre del clima. Los mandatarios nacionales han emitido cientos de toneladas de CO2 a la atmósfera simplemente al desplazarse desde Roma (donde celebraron la reunión del G20) hasta Glasgow, para asistir a la COP26. Ello, unido a la caravana de decenas de vehículos con que se desplaza el líder de EEUU Joe Biden para ir a esta cumbre, dejan en entredicho la sinceridad en sus intenciones.

Ya el primer día saltó la polémica por el hecho de que Biden llegara a Glasgow con su coche presidencial (conocido como La Bestia, pues pesa unos 9.000 kilos) altamente contaminante por su elevado peso. Pero, además, detrás de él iban varias decenas de coches más, casi 80 según la cadena Sky News. En ellos figuran desde una ambulancia hasta furgonetas con personal armado en caso de ataque terrorista, así como los integrantes de su séquito de asesores y ayudantes.

Pero eso no fue todo ni Biden fue el único en actuar de una manera tan abiertamente contradictoria con los discursos que luego pronunció ante los asistentes a la cumbre, basados en la reducción de las emisiones.

Coche presidencial de Biden. Foto: Reuters

Y es que no solo hay coches contaminantes en la cumbre, sino también aviones. Todos los líderes participantes acudieron con jets que liberan gran cantidad de CO2 a la atmósfera. En total, se habrían emitido más de 1.000 toneladas de dióxido de carbono solo para viajar desde Roma hasta Glasgow a bordo de estos aviones, según ha informado la BBC.

76 vuelos en el aeropuerto de Glasgow

Los aficionados de la aviación en el aeropueto Prestwick (que sirve a Glasgow) han disfrutado del inusual tipo de tráfico aéreo de los últimos días en esa localidad.

Y es que no solo han aterrizado estas aeronaves especiales que transportan a los líderes y dignatarios, sino que también han aterrizado aviones de carga con helicópteros y vehículos de caravana destinados a estos mandatarios.

FlightRadar24, un servicio de internet que rastrea el tráfico aéreo, registró el número de vuelos no comerciales que llegaron a los aeropuertos de Glasgow, Prestwick y Edimburgo desde el 27 de octubre, excluyendo los de carga y viajes locales cotidianos.

Esta web detectó que hubo 182 vuelos de ese tipo, que representan el doble del total de los seis días anteriores. Esa cifra excluye algunos vuelos de aviones presidenciales, como el avión de Biden, Air Force One.

Aviones presidenciales en el aeropuerto de Glasgow. Foto: Reuters

La empresa de análisis de aviación Cirium comentó a la BBC que hubo un total de 76 vuelos de jets privados, o vuelos VIP, que llegaron a Glasgow y su entorno en los cuatro días antes del 1 de noviembre.

¿Cuál es la huella de carbono de viajes en jet privado?

Los vuelos producen gases de efecto invernadero -principalmente dióxido de carbono (CO2)- con la quema de combustibles. Estos gases contribuyen decisivamente al calentamiento global.

Se sabe que las emisiones de los viajes aéreos por kilómetro son mucho peores que las de cualquier otra forma de transporte.

Estas emisiones, sin embargo, varían considerablemente según el tamaño, niveles de carga y eficiencia de los motores. En todo caso, los jets privados producen significativamente más emisiones por pasajero que los aviones comerciales.

Hay muchos tipos de modelos de jets privados, pero el Cessna Citation XLS –tal vez el más popular- quema un promedio de 1.023 litros de combustible aéreo por hora.

Si consideramos el viaje desde Roma a Glasgow en jet privado -un vuelo que muchos de los líderes del G20 tomaron para llegar a la COP26- eso supondría unas dos horas y 45 minutos de vuelo, lo que requeriría 2.813 litros de combustible de jet.

El viaje de Joe Biden a Glasgow incluyó el transporte aéreo en aviones de carga de helicópteros y decenas de vehículos en su caravana, incluyendo la limusina presidencial conocida como ‘la Bestia’.

Joe Biden en la COP26. Foto: COP26

El Departamento de Estrategia de Empresa, Energía e Industria de Reino Unido (BEIS por sus siglas en inglés) afirma que por cada litro de combustible de avión quemado se emiten 2,54 kilos de dióxido de carbono. De manera que un vuelo de estos produciría 7,1 toneladas de CO2.

Sin embargo, BEIS recomienda que para «captar el máximo impacto climático» de los vuelos, las cifras de emisiones de CO2 deberían ser multiplicadas por 1,9 para reflejar el efecto de emisiones no relacionadas con el dióxido de carbono despedidas por los aviones a grandes altitudes que, según los científicos, aumentan el efecto de calentamiento.

De manera que el total de emisiones para este vuelo sería equivaldría a 13,5 toneladas de CO2. Teniendo en cuenta una capacidad para nueve pasajeros, cada uno sería responsable de 1,5 toneladas durante su viaje.

Un vuelo comercial emitiría menos CO2

Sin embargo, si nuestros líderes mundiales hubieran optado por un vuelo comercial de Roma a Glasgow, sus emisiones hubieran sido de un cuarto de tonelada cada uno. A pesar de que los vuelos comerciales consumen más combustible por hora, pueden cargar muchísimos más pasajeros que un jet privado, reduciendo de esta manera las emisiones por persona.

«Se usa una enorme cantidad de combustible durante el despegue y aterrizaje de un avión, no importa cuántas personas haya abordo. De manera que un modo de transporte ya muy contaminante (la aviación comercial) se vuelve pero (con jets privados)», señala la doctora Debbie Hopkins, experta en la descarbonización del transporte de la Universidad de Oxford.

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Joan Lluís Ferrer

Joan Lluís Ferrer Colomar (Ibiza, 1967) es licenciado en Ciencias de la Información por la Universidad del País Vasco (UPV-EHU). Desde 1988 ha ejercido el periodismo en prensa, radio y televisión en Bilbao, Catalunya y Baleares. Especializado en información ambiental, desde 2019 coordina la sección Crisis Climática en los periódicos de Prensa Ibérica. Desde 2020 dirige Verde y Azul, el canal de medio ambiente de Prensa Ibérica y Grupo Zeta.

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