La geomorfología de las islas Canarias ha permitido que el mar se adentre en zonas costeras inaccesibles y generalmente rocosas, creando pequeños ecosistemas llenos de vida. Los charcos canarios (o charcos de marea) acaban pareciendo piscinas naturales de agua de mar. Son lugares idílicos, con aguas cristalinas y en las que reina el silencio, pero su frágil equilibrio está amenazado.
Con el auge de las redes sociales y ansiedad de compartir cada lugar que se visita, cada vez son más los turistas y residentes que se aventuran a penetrar en lugares de difícil acceso para fotografiar estos parajes solitarios y únicos.
De ahí que la Consejería de Turismo de Canarias haya visto la necesidad de identificar aquellos que sean “susceptibles de mejorar su uso turístico”, con el fin de adecuar sus accesos o incluso dotarlos de equipamiento para el baño, como solárium o zonas de sombra.
Esta noticia ha caído como jarro de agua fría entre los biólogos y científicos dedicados a la biodiversidad de Canarias, que han puesto el grito en el cielo por el impacto ambiental que unas actuaciones descontroladas podrían tener en estos lugares singulares.
La Consejería de Turismo, Industria y Comercio del Gobierno de Canarias ha realizado un Plan Director de Charcos de Marea en el que identificó un total de 117 charcos – de los más de 400 que hay en Canarias- que tendrían un interés turístico.
Su intención es comenzar sobre cada uno un proyecto de actuación individual para potenciar su valor como atractivo natural. El plan tiene como objetivo «la mejora o dotación de equipamiento, como solárium y zonas de sombra, y la accesibilidad y seguridad, entre otras actuaciones susceptibles de realizar en estos espacios», según el Gobierno de Canarias.
Sin embargo, como confirman fuentes de la Consejería de Turismo, esto no significa que todas se quieran adaptar al baño. “Algunas se pueden adaptar para la simple visita turística, como ocurre con el charco verde en Lanzarote”, señalan desde la Administración, que, indica que, no obstante, “no se hará nada que no cuente con la autorización pertinente de la Consejería de Transición Ecológica”.
Los biólogos, sin embargo, creen que los charcos no deben tocarse de ningún modo. “Son zonas de escape a la presencia humana para muchas especies”, explica Adrián Flores, ambientólogo especializado en biodiversidad terrestre y conservación en Canarias.
Flores recuerda que estos charcos suelen estar ubicados cerca de acantilados donde los animales terrestres -como aves- pueden escapar del ruido y donde la pequeña fauna marina puede encontrar un lugar en el que vivir sin miedo a la caza por parte del hombre, los grandes depredadores o la devastación propia generada por el cambio climático.
“Dentro de los charcos hay crías de todas las especies, y también algas, porque los erizos no pueden acceder”, explica, por su parte, Pablo Martín, biólogo marino de la Universidad de La Laguna (ULL).
8.000 firmas en la campaña ‘Los charcos no se tocan’
Ante la noticia de la Consejería de Turismo, ambos científicos han comenzado una recogida de firmas titulada “los charcos de Canarias no se tocan” y que ya han firmado más de 8.000 personas.
“Consideramos desmedida la cantidad de charcos que quieren ‘turistificar’, acabando así con las únicas zonas libre de turismo masivo y toda la contaminación que ello conlleva”, señala Adrián Flores.
Tanto él como su compañero quieren que se realicen informes de impacto ambiental por “cada zona de charcos que pretenden modificar, así como que se tengan en cuenta los estudios científicos ya publicados sobre la importancia de estas zonas en el Archipiélago”.
Un mayor peso poblacional en estos pequeños reductos vírgenes de vida marina puede generar que se pierdan, por ejemplo, las algas, que son la pieza angular del ecosistema. Sin ellas, el resto de especies que habitan en él verán reducidas sus probabilidades de supervivencia. “El cambio no se verá en uno o dos años, pero es posible que rompan todo el ecosistema a largo plazo”, insiste Martín.
“Ya existen estudios que corroboran el daño que estos emplazamientos están sufriendo debido al cambio climático”, lamenta Martín, quien advierte que el daño puede ser aún peor si no se controla el impacto humano.
“Si por el cambio climático ya estamos perdiendo especies, si adaptamos esos espacios aún más al ser humano, puede ser un desastre”, asegura el investigador, que critica que los esfuerzos actuales se tienen que poner en financiar proyectos de investigación y vigilancia de estos lugares, no para “poner hamacas”.
La Consejería de Turismo, por su parte, se ha defendido señalando que lo que se ha presentado es una propuesta y que no hay aún ningún proyecto redactado. Fuentes de la Administración señalan que se ha escogido aquellos emplazamientos susceptibles de albergar un interés turístico, pero que eso no quiere decir que se vaya a aplicar a todos.
“Se irá viendo lo que puede necesitar cada uno; a lo mejor en algún charco debemos protegerlo por peligro de desprendimiento, o señalizarlo”, explican. En otros casos, en los que sean charcos que ya suelen estar frecuentados por la población, se plantea también crear alguna parte de sombreo o arreglar el camino. Asimismo, insisten que cada charco llevará un proyecto propio que aún no se ha redactado.
Enlace para firmar para salvar los charcos: https://www.change.org/p/gobierno-de-canarias-los-charcos-de-canarias-no-se-tocan?utm_content=cl_sharecopy_30332057_es-ES%3A4&recruiter=456266698&utm_source=share_petition&utm_medium=copylink&utm_campaign=share_petition