Verde y Azul

Las especies autóctonas, víctimas del cambio climático

LAS ESPECIES AUTÓCTONAS ESPAÑOLAS DEBEN COMPETIR CON CADA VEZ MÁS ANIMALES INVASORES LLEGADOS DE OTRAS PARTES DEL PLANETA. EL CAMBIO CLIMÁTICO FAVORECE A LAS ESPECIES EXÓTICAS, QUE ESTÁN GANANDO LA BATALLA.

La crisis climática está transformando radicalmente la fauna nacional. La modificación de los ecosistemas de todo el mundo hace que numerosas especies se desplacen a ambientes con condiciones más favorables para ellas, como el nuestro. Con su llegada, ponen en grave peligro a las especies locales, con las que compiten por alimento y territorio.

El lagarto gigante de Gran Canaria (Gallotia stehlini) ha sido históricamente el único espécimen de estos reptiles autóctonos que ha conseguido sobrevivir casi en las mismas condiciones desde hace cientos de años. Sin demasiados depredadores, este morador de las islas Canarias se mantenía ajeno a la importante extinción que estaban sufriendo sus primos en el resto del archipiélago. Sin embargo, su vida dio un giro en 2008, cuando las autoridades canarias dieron con los primeros signos de asentamiento de la culebra real californiana (Lampropeltis getula californiae), muy lejos de su hábitat natural. Esta especie exótica pronto encontró en el buen clima de Canarias un lugar donde poner huevos y empezar una nueva vida.

Gracias a esta magnífica situación, poco después se convirtió en una plaga y en una verdadera amenaza para los ejemplares de este lagarto, que ha pasado de reinar la isla con numerosas poblaciones de hasta 400 reptiles en una misma hectárea, a haber poco más de 40 en el mismo espacio  una década después de que la culebra comenzara a vagar por las islas.

Abeja de la miel
Abeja de la miel

Como el lagarto gigante de Gran Canaria, existe un amplio espectro de especies autóctonas en España que están tratando de sobrevivir, compitiendo con fauna y flora invasora que ha empezado a poblar el país en los últimos años. Las especies exóticas están afectando a crustáceos, como el cangrejo de río; a mamíferos, como el visón europeo; a peces como la boga o la bermejuela; a reptiles, como el galápago europeo o la lagartija de Ibiza; a cientos de especies de plantas y hasta a insectos, como las abejas de la miel. Y el problema es que, en esta competición por la supervivencia, las especies locales están fracasando estrepitosamente.

La fauna y la flora autóctonas no están preparadas para adaptarse a grandes cambios en tan poco tiempo. El calentamiento global provoca importantes estragos en sus perspectivas de supervivencia y, además, está ayudando a sus especies rivales. Estas alteraciones en la temperatura o en el ciclo de los fenómenos meteorológicos sí está beneficiando a las otras especies animales y vegetales que, ya sea como consecuencia de una emigración natural debido al calentamiento global o como parte de su introducción voluntaria o involuntaria– por la acción humana, han llegado a nuevas zonas nuevas en las que poder expandirse. Se calcula que estas especies son por sí mismas responsables del 16% de las extinciones del mundo, convitiéndose  en una de las principales amenazas de la fauna y la flora local. Y eso que el patrimonio natural español constituye un auténtico tesoro, pues tiene más de 8.000 especies de plantas y otras 60.000 de animales.

Un tesoro en peligro

Nuestro país cuenta, además, con cerca del 50% de todas las especies de la fauna y flora europeas, el 74% de las aves (368) y el 79% de los mamíferos (118). Además, se han identificado 1.500 especies vegetales únicas y 385 áreas importantes para las aves, con una extensión de 15 millones de hectáreas. Visto está que España cuenta con la mayor diversidad biológica de toda Europa y, sin embargo, es posible que la pierda en pocos años. Y, mientras, según el Ministerio para la Transición Ecológica y Reto Demográfico, al menos unas 1.700 especies alóctonas identificadas en España son susceptibles de alterar la pureza genética o los equilibrios ecológicos.

ejemplares de visón autóctono
Ejemplares de visón autóctono

Para el visón europeo (Mustela lutreola), España era uno de los lugares más plácidos para vivir. Este pequeño mamífero siempre ha sido muy perseguido, pues su pelaje está muy cotizado. Esto llevó a que su número apenas rozara los 500 ejemplares en todo el continente allá por los años 90. Hoy, la introducción perniciosa del visón americano (Neovison vison), lo ha llevado directamente a formar parte de la lista de especies más amenazadas de Europa, dada la rápida extinción que está sufriendo. Y es que  la especie americana ha resultado ser un animal muy oportunista, que ha invadido los pocos hábitats donde sobrevivía el mustélido europeo. La competición entre ambos va más allá de la búsqueda de comida o territorio, pues el visón americano tiene un arma más: es capaz de hacer enfermar gravemente a la especie europea con una virus que a ellos apenas les afecta.

Los regímenes de alta montaña, como los Pirineos, por sus duras condiciones climáticas, parecían estar al margen de esta amenaza creciente, pero el calentamiento global está demostrando lo contrario. Como advierte el Observatorio Pirenaico de Cambio Climático (OPCC), el cambio climático fomenta el establecimiento de nuevas especies exóticas en zonas que creíamos a salvo, «facilitando su transporte y posterior asentamiento a través del establecimiento de condiciones climáticas favorables o gracias a la reducción de la competencia con las especies nativas». Ocurre, además, que el aumento de las temperaturas desplaza las barreras climáticas, con lo que aumenta la probabilidad de que ocurran nuevas invasiones, especialmente en lo que se refiere a plantas.

Dispersión continua

«Las especies exóticas se aprovechan de los huecos en los ecosistemas que no están poblados y, a partir de ahí, se acomodan y se empiezan a dispersar por toda la región». El biólogo e investigador José Luis Martín Esquivel  conoce de primera mano el daño que estas especies introducidas están provocando en espacios que no son los suyos. Por eso también es consciente de que su expansión es una tendencia imparable en todo el planeta. «Son, por definición, especies generalistas, y eso les permite vivir en cualquier ambiente sin demasiados problemas», explica el científico.

Las especies exóticas, por tanto, son capaces de adaptarse mejor a las rápidas variaciones climáticas derivadas del calentamiento global en estos ecosistemas. Muchísimo mejor que las especies nativas. Una especie local ha dedicado su existencia a vivir en un solo lugar y a especializarse en un único ecosistema. Para ellos, el simple hecho de sobrevivir se convierte en toda una hazaña diaria. Por eso, cuando, además de tener que adaptarse a los cambios de temperatura y a las nuevas épocas de lluvias y de sequía, tienen que enfrentarse a una especie que quiere hacer exactamente lo mismo que ellos, esa tarea se hace aún más dura.

1.- Lagarto gigante de Gran Canaria

La culebra californiana se ha convertido en el principal predador de esta especie que ha empezado a extinguirse.

2.- Galápago leprosa

Las tortugas autóctonas, como la galápago leprosa, están siendo desplazadas por las tortugas de Florida.

3.- Visón europeo

La especie está ahora en grave peligro tras la introducción del visón americano, que le transmite enfermedades.

4.- Boga

La introducción del lucio o la perca americana para su pesca está llevando a la extinción a la boga y la bermejuela.

5.- Abeja de la miel

Esta común abeja está en peligro por la introducción de la avispa asiática, que se alimenta de ellas.

 

 


Baleares y Canarias temen por sus endemismos

Los archipiélagos atesoran gran parte de las especies únicas de animales y plantas de España, pero las alóctonas las amenazan.

Los reservorios de especies endémicas que existen en territorios fragmentados, como las islas Baleares o las Canarias, son de los más importantes del mundo. Estos territorios suelen contar con una gran cantidad de especies imposibles de encontrar en otros lugares del planeta. Entre otros factores que lo explican, hay que tener en cuenta que para la mayoría de ellas es muy difícil emigrar, un obstáculo que no es tan restrictivo en los continentes.

Baleares cuenta con más de 300 especies de animales endémicos –la mayor parte insectos y moluscos– y hasta 124 especies vegetales que solo se hallan en estas islas. Por su parte, el archipiélago canario, que tan solo ocupa el 1,5% de la superficie nacional, alberga la mitad de la flora endémica del país y hasta una quinta parte de todos los hábitats referidos en la directiva comunitaria de hábitats para España. Canarias es capaz de contabilizar hasta 3.700 especies terrestres que son endemismos exclusivos de ese lugar, formando parte de ecosistemas únicos en el mundo. Sin embargo, esta rica y única diversidad biológica está continuamente amenazada. Las islas sufren más aún que el continente las consecuencias asociadas a la introducción de especies exóticas, pues las especies autóctonas son incapaces de adaptarse a la nueva situación o no cuentan con los recursos suficientes para sobrevivir en condiciones de competición biológica.

183 especies invasoras en Canarias 

En Canarias, el registro nacional más reciente, de 2017, señala que existen hasta 183 especies de flora y fauna exóticas peligrosas. «No sabemos cómo puede afectar finalmente esta desaparición progresiva de los ecosistemas al ser humano», señala el biólogo José Luis Martín Esquivel, que indica que, por lo pronto, «en la última década las plantas introducidas han superado ya a las endémicas en Canarias». El clima templado y la falta de depredadores especializados en este archipiélago ha provocado que en todas las islas se hayan asentado sin ningún tipo de impedimento. Ejemplo de ello son las iguanas (como las «espinazo»), las cotorras de Kramer, las  serpientes californianas y otras venenosas y numerosas plantas invasoras, como el rabo de gato –para el que cada año se hacen campañas de erradicación–, insectos de diverso tipo, aves o las tortugas de Florida, que también afectan gravemente a Baleares.

Por su parte, el Centro de Recuperación de Fauna de Baleares (Cofib) ha recibido 5.210 ejemplares de especies exóticas en tan solo 15 años. Entre ellas, animales que tras su introducción han causado graves problemas a los ecosistemas autóctonos, como la carpa o la rata negra, o flora como la grama americana, la hierba de las Pampas, la higuera de pala o la caña. En Ibiza, las culebras peninsulares están poniendo en peligo la lagartija endémica de la isla. Tanto Baleares como Canarias cuentan con iniciativas para erradicar las especies exóticas, pero, por el momento, su expansión es más rápida que el trabajo que hacen cada año operarios insulares y voluntarios.


Verónica Pavés

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