Miguel Mayorga, profesor de Urbanismo de la Universitat Politècnica de Catalunya y de la Universitat Oberta de Catalunya, defiende que es importante «favorecer las relaciones de proximidad de barrio, así como evitar la gentrificación y especulación con los enclaves peatonalizados». «Hay que favorecer colectivos, grupos vulnerables y actividades de barrio para hacer frente a calles peatonales ‘elitizadas’ y ‘estetizadas’, que terminan siendo muy parecidas», advierte.
-Usted dice que llevamos un siglo incorporando y entronizando el automóvil en la ciudad y, ahora que conocemos los efectos de esa decisión, no podemos esperar otro siglo para restringirlo. Con el confinamiento, además, se ha podido comprobar la reducción tan significativa de la contaminación por dióxido de nitrógeno. ¿Qué tipo de ciudades deberían plantearse una vez pase el estado de alarma?
-Bajo el confinamiento nos hemos visto con capacidad para cuestionar muchas cosas del modelo de movilidad que tenemos. Debemos favorecer a los vecinos de los barrios, la vivienda accesible y de calidad, pero también la vida de barrio. Destaca por ejemplo la idea de la ‘ciudad a los quince minutos’ propuesta para París por el urbanista asesor de la alcaldesa Anne Hidalgo, Carlos Moreno. Más que peatonalizar, defienden acercar las actividades y restringir las movilidades de largos recorridos. No es una solución de transporte, es una solución que quiere evitar los desplazamientos innecesarios. El mejor viaje es el que no es necesario, o también el que practico cotidianamente en mi barrio. Otro tema que apareció con el desconfinamiento es la oportunidad de promoción de la bicicleta y el trabajo telemático, a la vez que hay que trabajar con mucha atención para que el transporte público no se resienta por las medidas de distanciamiento. Se trata de apostar por promover una ciudad de los cuidados: nosotros la cuidamos y ella nos cuida.
-Para usted, la movilidad es un tema de salud pública, porque el uso y abuso del coche lleva enfermedades aparejadas
-Ha habido una reducción significativa de la contaminación en general, tanto por dióxido de nitrógeno, como por ruido y en otros aspectos. Incluso se ha dado una regeneración de las relaciones con la naturaleza. La movilidad es un tema de salud pública, porque el uso y abuso del automóvil ha llevado muchos efectos y enfermedades asociadas,y ahora sabemos que las pandemias también se expanden, desarrollan y tienen efectos mayores en los habitantes de ciudades más contaminadas. Pero para poder mejorar la movilidad urbana en términos de salud pública hemos de centrarnos en el ciudadano y sus necesidades.
-La crisis económica que acecha ¿volverá a ser sinónimo de recortes en las parcelas de medio ambiente o movilidad?
-Sería un gran error a escala local y global. Volveríamos a repetir las malas praxis de otras crisis, como sucedió con la inmobiliaria y la financiera global que coincidieron en 2008. No podemos seguir teniendo que escoger entre economía y medioambiente.
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