Verde y Azul

El lince se queda en Extremadura: el programa de reintroducción, un éxito

El programa de reintroducción del lince ibérico (Lynx pardinus) en Extremadura está resultando un éxito. Los ejemplares reintroducidos realizan movimientos exploratorios suficientemente amplios como para colonizar y conectar núcleos de población en un radio de unos 50 kilómetros del área en el que se produce la reintroducción.

Un grupo de investigadores de la Fundación para la Conservación de la Biodiversidad y su Hábitat, el Grupo de Investigación en Gestión de Recursos Cinegéticos y Fauna Silvestre del Instituto de Investigación en Recursos y la Dirección General de Sostenibilidad de la Junta de Extremadura, analizaron datos espaciales de 32 individuos de lince ibérico desde el mismo momento de su reintroducción en la naturaleza a través de programas de cría.

En su conjunto, los resultados de este trabajo sugieren que la población de lince reintroducida se ha establecido con éxito en Extremadura, aunque los individuos que la componen han tardado más de 5 años en estabilizar sus territorios.

Los movimientos exploratorios de los linces reintroducidos pueden ser extensos y en cualquier dirección, incluso cuando todavía hay mucho hábitat de alta calidad disponible, lo que debe tenerse en cuenta en los programas de reintroducción de carnívoros terrestres.

Un ejemplar de lince. Foto: pixabay

Aunque no se detectaron diferencias entre machos y hembras en materia de movimientos exploratorios, sí que observó un efecto del sexo en el tamaño de los territorios establecidos, así como una relación inversa entre ellos y el tiempo transcurrido desde la liberación.

Los resultados indican que el tamaño de los territorios establecidos por los ejemplares reintroducidos en sus primeras etapas en libertad no se ve afectado por la abundancia de conejos o la densidad de linces. En promedio, los territorios de los individuos reintroducidos fueron menos estables que los descritos en poblaciones naturales.

Una oportunidad única

El lince ibérico (Lynx pardinus) es una de las especies de fauna silvestre a la que más esfuerzos de conservación se destinan a través de programas de reintroducción en la Península Ibérica. Esta circunstancia ofrece una oportunidad única para conocer el uso del espacio de los ejemplares reintroducidos, así como su comportamiento dispersivo y exploratorio en nuevos ambientes sin poblaciones previas establecidas. Es la que han aprovechado los autores del estudio.

El Lince ibérico (Lynx pardinus) es una especie de mesocarnívoro endémica de la Península Ibérica. Aunque en el pasado estuvo ampliamente distribuida, sufrió un declive poblacional considerable a lo largo del siglo XX, llegando a estar en una situación crítica, con una población en libertad menor de 200 individuos.

Ejemplar de lince ibérico. Foto: MITECO

Debido a ello, es objeto de numerosos programas de conservación que incluyen la cría ejemplares en cautividad, tanto in situ como ex situ, para su posterior reintroducción en la naturaleza.

Estos programas de reintroducción, destinados a restablecer las poblaciones de especies amenazadas de fauna silvestre en el medio natural, se han convertido en una práctica muy utilizada en proyectos de conservación.

Sin embargo, los esfuerzos dedicados a estos programas pueden ser estériles debido a diversos factores relacionados con la calidad del hábitat o los protocolos de reintroducción, de modo que el éxito de las reintroducciones puede verse comprometido.

Analizar la dispersión, los movimientos exploratorios y el comportamiento territorial de los ejemplares de animales silvestres reintroducidos en el medio natural, como se ha hecho en esta investigación, ofrece una información muy valiosa para mejorar su gestión adaptativa y el manejo de futuras reintroducciones, aumentando con ello el éxito de los esfuerzos de conservación.

Trece núcleos poblacionales en España

Las poblaciones de lince ibérico se van recuperando poco a poco. En 2020 se registraron 14 núcleos poblacionales de esta especie, de los que 13 se hallaron en España –Andalucía con cinco núcleos, Castilla-La Mancha con tres, y Extremadura con cinco– más un núcleo en Portugal.

El total de ejemplares censados durante el año pasado en toda su área de distribución ibérica fue de 1.111, repartidos entre Andalucía (506, el 45,5%), Castilla-La Mancha (327, el 29,4%), Extremadura (141, el 12,6%) y Portugal (140, el 12,5%). Por primera vez desde que existen datos cuantificados de la población de lince ibérico, se ha superado la cifra de 1.000 individuos censados.

En el caso concreto de Extremadura, se observaron cinco núcleos de reproducción, con un total de 141 ejemplares de lince censados durante la temporada de 2020, según los datos que maneja el Ministerio para la Transición Ecológica y el Reto Demográfico.

En Matachel Sur (valle del río Matachel) se censaron 69 ejemplares, de los cuales 43 son adultos o subadultos y, de estos, 22 se corresponden con hembras reproductoras, produciendo 26 cachorros.

Matachel Norte, que comprende los subnúcleos de Alange y Hornachos, cuenta con un total de 35 ejemplares censados, 20 adultos y 15 cachorros.

El núcleo del Ortigas acoge a un total de 20 ejemplares, de los que 14 son adultos, con cinco hembras reproductoras, y seis cachorros.

El núcleo de Valdecigüeñas cuenta con siete ejemplares, todos adultos, entre los que hay dos hembras no reproductoras. No se ha constatado reproducción durante la temporada 2020.

El núcleo de Valdecañas-Ibores, al noreste de la provincia de Cáceres, cuenta con un total de 10 ejemplares, de los que siete son adultos, con cuatro hembras reproductoras y tres cachorros.

Una especie endémica de la Península Ibérica

El lince ibérico es una especie endémica de la Península Ibérica y originalmente distribuida por toda ella. Durante la primera mitad del siglo XX desaparecieron las últimas poblaciones al norte del Sistema Central, en el Sistema Ibérico, el arco mediterráneo y las sierras Subbéticas.

Desde 1950 la distribución se ha restringido al Sistema Central, Montes de Toledo y su continuación en la Sierra de San Pedro, Sierra Morena y las tierras bajas próximas al litoral onubense.

Evolución de la población de lince en la Península Ibérica (2002-2020). Fuente: MITECO

También desde entonces se han producido múltiples episodios de fragmentación poblacional y extinción local. En 1988 se identificaron 48 núcleos de presencia estable agrupados en nueve poblaciones.

Es una especie estenófaga. En las localidades donde se ha estudiado su dieta, el conejo (Oryctolagus cuniculus) supone más del 90% de la biomasa consumida. Ciervos (Cervus elaphus), gamos (Dama dama), perdices (Alectoris rufa), micromamíferos y anátidas son otras presas capturadas ocasionalmente.

Los linces son solitarios y territoriales. Defienden con exclusividad el centro de su área de campeo ante individuos subadultos o adultos del mismo sexo.

Antes de su protección legal en 1973, era una especie de caza mayor perseguida en los cotos de caza menor. Su piel era apreciada en peletería. En su área de distribución actual su único depredador es el hombre.

Informe de referencia: https://www.nature.com/articles/s41598-021-93673-z

Te puede interesar: El lince se aleja de la extinción: ya hay 1.111 ejemplares en la Península

Ramón Díaz

Ramón Díaz Alonso (Llanes, Asturias; 1962). Trabaja desde 1990 en La Nueva España, primero como corresponsal en la comarca oriental de Asturias, después como responsable de la edición del oriente de Asturias y desde 2017 en la sección de Asturias, especializado en información política, de infraestructuras y ambiental. Colabora desde enero de 2021 con Verde y Azul, el canal de medio ambiente de Prensa Ibérica y Grupo Zeta. Es coautor de varias publicaciones de la Asociación Asturiana de Periodistas y Escritores de Turismo (ASPET).

Hacer un comentario

Últimas Noticias